martes, 9 de marzo de 2010


Tercera Semana de Cuaresma
MIÉRCOLES
San Mateo 5, 17-19


»No penséis que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolirlos sino a darles su plenitud. En verdad os digo que mientras no pasen el cielo y la tierra, de la Ley no pasará ni la más pequeña letra o trazo hasta que todo se cumpla. Así, el que quebrante uno solo de estos mandamientos, incluso de los más pequeños, y enseñe a los hombres a hacer lo mismo, será el más pequeño en el Reino de los Cielos. Por el contrario, el que los cumpla y enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos.

¡Cuántas veces habías hablado con “los tuyos” de la Ley y los Profetas! Al fin de cuentas, eran estos asuntos los asuntos conocidos y requeridos por todos. De los sencillos, porque se alimentaban de su doctrina y de los letrados porque además la explicaban. Tú, Señor, anunciabas nuevas leyes y aparecías como nuevo profeta. Tal vez, por eso, los discípulos estaban un poco aturdidos.

Sea lo que fuese, un día, Señor, les dijiste claramente que no pensaran que habías venido a abolir la ley y a los profetas. De ninguna manera. Al contrario, habías venido —dijiste— a dar plenitud a la Ley y a los Profetas. A eso habías venido, a perfeccionar lo imperfecto.

Quizás porque notaste algún gesto extraño entre tus discípulos o cierta resistencia en alguno de los presentes, puesto de pie, solemnemente dijiste: “os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley”. Las cosas iban en serio, estabas hablando en serio y en serio había que entenderlo.

Entonces nadie dijo nada. Habías dado una vuelta más a tu enseñanza. Tú sí que dijiste más: “El que salte un precepto y lo enseñe así, será el menos importante en mi Reino”. Tú sí que añadiste: “el que los cumpla y enseñe será grande en el Reino de los cielos”.

He aquí dos palabras interesantes: cumplir y enseñar a cumplir. Cumplir los mandamientos: los grandes trazos marcados en el camino de la vida y los pequeños trazos también marcados por Ti. Quien es fiel en lo poco será premiado en lo mucho, quien afina en el amor, entrará en el Reino. Y enseñar a cumplir. Enseñar con el ejemplo y con la palabra. Enseñar a cumplir los mandamientos de Dios y de la Iglesia. He aquí el secreto del éxito, de la unidad, del amor.

Te pido, Señor, que nos hagas estimar tus normas, tus leyes, tus preceptos; los grandes y los pequeños; los de bulto y los que se escapan a la vista; las letras mayúsculas y el tilde diminuto. Y que los enseñemos a cumplir. Así seremos grandes en tu Reino; así seremos discípulos de quien vino a dar plenitud a la Ley a los Profetas.