viernes, 22 de febrero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


SALUDOS Y RESPUESTAS

Hay saludos breves y también hay saludos más largos. De todo hay en la viña del Señor. Y eso es bueno, porque así hay variedad, imaginación, sorpresas. Si todos los saludos fueran iguales, dichos con la misma vibración de voz, pareceríamos máquinas.

Que eso son, a veces los saludos o contestaciones que te dan las empresas cuando haces alguna pregunta. Siempre igual, siempre la misma frase. Estos saludos, decimos, están despersonalizados. Es cierto, que resuelven cuestiones, pero son un rollo.

Para suavizar esa despersonalización, en ocasiones, acompañan la respuesta con una música de fondo que no siempre es del agrado del oyente. Y, entones, ¡a aguantar tocan! Así son las cosas del progreso, que lo vamos a hacer.

Toda esta larga introducción viene a cuento, porque esta mañana, cuando volvía de nuevo a la Parroquia, me crucé con un trabajador de las calderas de la agrupación. Llevaba una carretilla carga con útiles de arreglo: llaves de tuercas, martillos, tenazas, lijas, etc.

Y como somos buenos amigos, me saludó. Este fue el saludo: ¿Qué tal?. Nada más. Así de corto fue el saludo. Le contesté: Bien. Y así de corta fue mi respuesta.

Pregunto: ¿Basta con un saludo tan escueto? ¿Basta con una respuesta tan corta? ¿Se puede aplicar aquí el dicho: ¿Lo bueno, si breve, dos veces bueno? Espero respuestas.