martes, 26 de febrero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


JUBILACIÓN: OPORTUNIDAD PERFECTA

La mañana estaba fría. Los termómetros marcaban uno bajo cero. Además, un “vientecillo” cortante azotaba el rostro. Al entrar en el portal de casa, llegó un vecino. Le abrí la puerta y le saludé con el saludo típico de estas mañanas de invierno: “Buenos días, qué frío”.

Me respondió amablemente: “De verdad, qué frío”. Hablamos de lo útiles que son, para estos días de frío, los gorros; de que él lo usaba siempre; de que si hoy no lo llevaba era porque había salido a hacer un recado y iba a volver enseguida; que habitualmente si lo lleva.

Entramos en el ascensor, el vecino, una feligresa y yo. Los tres. La feligresa apenas entramos, le preguntó por su mujer. Le contestó que estaba en casa, extremando. Luego dijo la feligresa: “Tu como ya estas jubilado…”

El vecino arrugó el ceño y afirmó: “Aburrido estoy. Estaba mejor trabajando”. La feligresa siguió: “Hay que programarse”. Y el vecino se calló. Luego dije yo: “Ahora, a  descansar y a fumar”. “Sí, fumo demasiado, demasiado, dijo”.

Quise decirle: “La jubilación es la oportunidad perfecta de hacer lo que muchas veces quisimos y no pudimos… son muchas las alternativas…es el momento ideal para hacer las actividades que postergamos por el trabajo, hijos, entre otras”, pero no me dio tiempo, porque el vecino bajó del ascensor. Había llegado a su piso.

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