EN LOS UMBRALES
DE SEMANA SANTA
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Dentro de unos días, con la conmemoración de la entrada triunfal de Jesús
en Jerusalén, sobre una borriquilla y aclamado por el pueblo sencillo, comienza
la Semana Santa, que año tras año llena de un hálito diferente la vida de
nuestros pueblos, particularmente algunos de ellos, y los envuelve en una
esfera distinta, sagrada.
Semana, por excelencia, Santa. Sólo desde la fe
cristiana se entiende la Semana Santa. Asombra y sobrecoge adentrase en la
espesura del Misterio que estos días celebramos: es el misterio de Dios y del
hombre, de la vida y de la muerte, del mal y de la gracia, del odio y del
perdón. Toda la historia, todo su sentido, todo el drama del hombre y de la
humanidad entera se concentra y esclarece ahí, en lo que celebramos estos
días.
Estremece contemplar en silencio, a corazón abierto, sin prejuicios,
con corazón sincero, los acontecimientos que esta semana evocamos:
Jesucristo, el Hijo de Dios, que se rebaja hasta el extremo, por nosotros,
que carga sobre sí todos nuestros males y pecados , sufrimientos y heridas,
por nosotros; que se despoja de todo, lo da y se da todo, por nosotros; ahí
está el abismo de un Amor sin límite ni medida, desbordante – Dios mismo que
es Amor–, que nos rescata de los poderes infernales de la muerte, nos redime
de la culpa, nos salva y plenifica con la paradoja de la cruz y la sabiduría
más grande, la de la Verdad y del Amor, que en ella se contiene. |
“ALSERDELAPALABRA” presenta a sus seguidores, breves reflexiones nacidas de la experiencia de la vida ordinaria. Las escribiré con la frescura de lo sencillo y con la esperanza de lo sublime. Espero que mi pluma sea dócil y vuestra aceptación generosa.
viernes, 11 de abril de 2014
SENCILLAS VIVENCIAS
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