DÍA 12 DE MARZO DE 2012
A renglón seguido, el Papa, Benedicto XVI, señala los motivos que deben mover al cristiano a hacer la corrección fraterna. En primer lugar, lo dice en clave negativa: “Lo que anima la reprensión cristiana nunca es un espíritu de condena o recriminación”, luego lo señala en clave positiva: “Lo que la mueve es siempre el amor y la misericordia, y brota de la verdadera solicitud por el bien del hermano”.
Y una vez más, el Romano Pontífice, para defender su proposición, se apoya en la Sagrada Escritura: Dice el apóstol Pablo: «Si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros, los espirituales, corregidle con espíritu de mansedumbre, y cuídate de ti mismo, pues también tú puedes ser tentado» (Ga 6,1).
Conviene ejercitarse en la corrección fraterna. Por amor a los demás y también por amor a si mismo. “En nuestro mundo impregnado de individualismo, es necesario que se redescubra la importancia de la corrección fraterna, para caminar juntos hacia la santidad. Incluso «el justo cae siete veces» (Pr 24,16), dice la Escritura, y todos somos débiles y caemos (cf. 1 Jn 1,8).
Es necesario ayudar y ser ayudado; apoyarse y apoyar, corregir y ser corregido. “Por lo tanto –finaliza el Papa-, es un gran servicio ayudar y dejarse ayudar a leer con verdad dentro de uno mismo, para mejorar nuestra vida y caminar cada vez más rectamente por los caminos del Señor. Siempre es necesaria una mirada que ame y corrija, que conozca y reconozca, que discierna y perdone (cf. Lc 22,61), como ha hecho y hace Dios con cada uno de nosotros”.
Una lección interesante es esta. Conviene repasarla de vez en cuando y llevar a la práctica su enseñanza. Si a cantar, se aprende cantando, y a sumar, sumando, a corregir, se aprende corrigiendo.
PINCHA AQUÍ