DESDE MI VENTANA
Esta es mi ventana. Desde ella, miro al exterior. Cada día me fijo en una cosa.
Miro al exterior. Miles de hojas verdes me saludan. Lo hacen con suavidad y monotonía. No se mueven. Apenas corre el viento. Nubes altas cruzan por el cielo y en la plaza esta tarde de domingo reina una gran paz . Así, sin otro argumento, me pongo a pensar: termina el mes de Mayo, el mes de las flores, el mes de María. Y desde el fondo de mi alma brotan mil avemarías, pidiendo a la Virgen por miles de cosas. Y me vienen a la cabeza las romerías realizadas estos días, a pequeñas ermitas, a grandes santuarios. Y con sencillez de niño le digo a la Virgen: Oh Señora mía o Madre mia...; bendita sea tu pureza...; acordaos, oh Virgen María.... y otras cosas más. Miro de nuevo a las hojas verdes de los árboles de la plaza y persisten quietas, tranquilas, serenas. Las nubes son más gordas y la tarde está cayendo. Pido a la Madre de Dios que diga a su Hijo cosas buenas de nosotros.
REFLEXIÓN
Acuérdate, Virgen Madre de Dios, cuando estés delante del Señor, de decirle cosas buenas de mí. "Recordare, Virgo Mater Dei, dum steteris in conspectu Domini, ut loquaris pro nobis bona". (Oración de la Misa de María Mediadora de todas de todas las gracias)
CAMINO
502 María, Maestra de oración. —Mira cómo pide a su Hijo, en Caná. Y cómo insiste, sin desanimarse, con perseverancia. —Y cómo logra.
—Aprende.
505 El amor a la Señora es prueba de buen espíritu, en las obras y en las personas singulares.
—Desconfía de la empresa que no tenga esa señal.