viernes, 17 de diciembre de 2010

MARÍA y JOSÉ
TERCERA SEMANA DE ADVIENTO

SÁBADO (FERIA 18 DE DICIEMBRE)
SAN MATEO 1, 18-24

CON UN SOLO GOLPE DE CLIK

http://www.youtube.com/watch?v=FUm_ZrLqEcE&feature=related

La generación de Jesucristo fue así: María, su madre, estaba desposada con José, antes de que conviviesen, se encontró que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería exponerla a infamia, pensó repudiarla en secreto. Consideraba él estas cosas, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo:
—José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, pues lo que en ella ha sido concebido es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.
Todo esto ha ocurrido para que se cumpliera lo que dijo el Señor por medio del Profeta: Mirad, la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán por nombre Emmanuel, que significa Dios connosotros.
Al despertarse, José hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado, y recibió a su esposa. Y, sin que la hubiera conocido, dio ella a luz un hijo; y le puso por nombre Jesús.

Sólo una pluma inspirada por Dios, pudo escribir una página tan bella. Sólo un artista ayudado por la gracia divina pudo pintar un lienzo tan lleno de luz y enmarcado con ribetes de oro con tanta destreza.

Cada vez que leo estas palabras de tu concepción virginal y tu nacimiento, Señor, me lleno de gozo y desbordo de alegría. Y desde el fondo de mi corazón me brota con espontaneidad esta sencilla plegaria: Gracias, Señor, porque quisiste hacerte hombre.

Así comienza el texto: la generación de Jesucristo fue así: Estando desposada su madre María con José, antes de que conviviesen, se encontró que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo”. Así de sublime y así de sencillo, así de humano y así de divino.

Luego el Evangelio habla de José. Dice el texto que José era justo, que no quería difamar a María, su esposa; que pensó repudiarla en secreto; que un Ángel, en sueños, le avisó y le dijo que acogiera sin miedo a María; que lo que en ella había sido concebido, era cosa del Espíritu Santo; que ella daría a luz un hijo; que le pondrían por nombre Jesús; que iba a salvar a todos los hombres de sus pecados; que así se cumplirían las escrituras; que todo estaba escrito.

José al despertarse, feliz y contento, hizo todo lo que Dios le había mandado: recibió a María en su casa y pocos meses después viajó con María a Belén y allí naciste Tú, Señor, en la pobreza de un portal.

“San José es realmente padre y Señor, que protege y acompaña en su camino terreno a quienes le veneran, como protegió y acompañó a Jesús mientras crecía y se hacía hombre. Tratándole se descubre que el San Patriarca es, además, Maestro de vida interior: porque nos enseña a conocer a Jesús, a convivir con Él, a sabernos parte de la familia de Dios” .