viernes, 5 de agosto de 2011

DÍA 5 DE AGOSTO DE 2011


PASEOS DE VERANO

Durante este tiempo de descanso, casi todos los días me doy un paseo por los caminos o carreteras que salen de mi pueblo y se abren en abanico en todas las direcciones. Este año paseo más por las carreteras que por los caminos, porque los caminos están llenos de piedras, canto liso, y caminar por ellos se hace insoportable.

Dicen los lugareños, lo han comprobado ellos mismos, que este invierno ha llovido mucho y las aguas posteriores han arrastrado la tierra blanda, dejando al descubierto las piedras o los cantos lisos, convirtiendo así los caminos en auténticos cascajales, haciéndolos como hemos dicho más arriba, en lugares incómodos para andar.

En estos paseos, reconfortables y distendidos, además de hablar, de conversar con los acompañantes, dejo que mis ojos se llenen de paisaje y campo. Al estar en verano, los campos de mi tierra ofrecen un aspecto monótono y uniforme: tierras de rastrojos, paja blanca y amarilla, solo rota por alguna finca sembrada de girasoles, que con sus cabezas amararillas y tallos verdes ofrecen un aspecto un tanto restos de los trigos y cebadas cosechados recientemente.

En alguna finca todavía pueden verse hileras de paja, o rollos empaquetados, esperando que lleguen sus amos a recogerlos o para ser vendidos.

Reflexionando un poco en la realidad pura y dura del campo en estos momentos pienso en las faenas agrícolas anteriores. Y me digo: No habría rastrojos sin cortar las espigas, no habría espigas sin una anterior siembra, y no habría siembra sin una anterior ruptura de las tierras, sin un abrir los surcos de la tierra.

Esta breve reflexión me venía a la cabeza después de ver en Palencia la fotografía que te ofrezco más arriba. Se trata de una obra de un afamado pintor palentino, Meneses. Un labrador apoya su mano habría ver, ni derecha en el arado que tirado por dos hermosas mulas, una blanca y otra negra, abre la tierra para que posteriormente reciba los rayos del sol y posteriormente la semilla, el abono apropiado y el agua necesaria del suelo.

Sin esta primera labor, ni habría verdes tallos en primavera, ni granos dorados en verano, ni cosechas.

Termino el paseo y termino también este escrito. Solo un pensamiento: Para conquistar la meta se requiere esfuerzo.



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