SE ACABARON LAS VACACIONES
Ayer, 11 de septiembre, regresamos de vacaciones. Hemos vuelto a la vida
ordinaria, después de pasar unos días de descanso en el pueblo que nos vio
nacer: Villasarracino (Palencia).
Salimos de Pamplona, hacia Castilla, el día
16 de agosto a las once de la mañana. Realizamos un viaje cómodo, sereno. Una breve
parada para tomar un café a mitad del camino, un rato un poco más prolongado para
almorzar, después. Algo antes de las cinco llegábamos al pueblo.
Las calles limpias, como siempre, pero más solitarias
que nunca. Las fachas con buen aspecto, arregladas, rejuvenecidas; los
moradores cada año, más viejos.
El reloj de la torre de la Iglesia, dio las
cinco. Cinco campanadas, secas, tristes, cercanas. Nos recordó el sonido a
muerto de otros tiempos. No acertábamos explicar aquel sonido.
Luego ns enteramos que hacía poco tiempo,
habían cambiado el badajo y la campana. De ahí ese sonido lúgubre y raro, al
que nos costó un tiempo acostumbrarnos.
Salimos del coche, pisamos tierra, abrimos la
verja, la puerta de la casa. Enseguida, llegaron los hermanos: saludos a y toma
de posesión del hogar de nuestros mayores.
(Seguirá)