martes, 19 de julio de 2011

DESDE MI VENTANA

Es bueno para todos, también para los sacerdotes, alimentar la amistad a través de sencillos encuentros. También lo es, crecer en formación humana y espiritual. Cuando concurren ambas cosas, el fruto es la alegría y la paz.


DÍA 19 DE JULIO DE 2011

Ayer pasé unas horas en Sagüés. Fui con dos amigos, que llevé en mi coche, a una reunión de formación. Allí nos esperaban tres sacerdotes más y un joven seminarista. Después llegaron otros sacerdotes. En total, a la hora de comer, éramos alrededor de veinte.