miércoles, 14 de abril de 2010

SEGUNDA SEMANA DE PASCUA

JUEVES
SAN JUAN 3, 31-36               

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El que viene de lo alto está sobre todos. El que es de la tierra, de la tierra es y de la tierra habla. El que viene del cielo está sobre todos, y da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio. El que recibe su testimonio confirma que Dios es veraz; pues aquél a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, porque da el Espíritu sin medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en sus manos. El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero quien rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.

Llegamos, hoy, Señor, a las palabras finales del capítulo tercero de tu discípulo amado. Estas palabras finales “revelan tu condición divina, Señor. Y, además, manifiestan tu modo de ser” . Nos dicen claramente que Tú, Señor, eres “el único que puede revelar a Dios Padre a los hombres, porque Tú eres el Hijo de Dios”.

Y porque eres Hijo de Dios “estás sobre todo”; y porque eres Hijo de Dios “das testimonio de lo que has visto y vivido”. Y aunque a nosotros nos cueste recibir tu testimonio, Tú nos lo revelas. Hoy y ahora, Señor, te pido la humildad necesaria para que de aquí en adelante escuche tus palabras, reciba tu testimonio, crea en tu doctrina.

Sólo así, después, con tu gracia y apoyado en tu fuerza, yo también podré dar testimonio de que “eres veraz”, de que tu Palabra es de Dios, auténtica, salvadora, de que tu testimonio es válido.

Y lo mismo que Tú, Señor, te apoyas en el Padre, porque sabes que Él te ama y que todo lo ha puesto en tus manos, que yo también sea consciente de que Tú me amas, y de que me ama el Padre y de que me ama el Espíritu Santo. Que entienda que Dios Padre me protege, que Tú, Señor, el Hijo, me ayudas y que el Espíritu Santo me guía.

Por mi parte, una y otra vez, quiero decir: creo en Dios Padre, creo en Dios Hijo, creo en Dios Espíritu Santo, creo en la Santísima Trinidad, creo en mi Señor Jesucristo, Dios y hombre.