JOSÉ MARÍA CALVO DE LAS FUENTES |
¡¡¡ ATENCIÓN !!!
Con el año 2015, comienzo una nueva sesión. Se trata de ofrecer viejos escritos pertenecientes a distintos tiempos y redactados por diversos motivos. Algunos son breves, otros más largos. Todos, según mi criterio, de interés.
Peregrinación diocesana de Pamplona a Tierra Santa
(Día
17 de septiembre de 2005)
AEREOPUERTO |
Al
día siguiente, de par de mañana, exultantes y animosos, fuimos llegando al
comedor. La gente todavía no hablaba demasiado. Enseguida corrió la noticia: “ha muerto Benigna, la madre de Don Santos”.
Don Santos iba como guía-responsable de esta peregrinación diocesana. Nos
unimos a su dolor y al de sus tres familiares que viajaban con nosotros. Los
cuatro regresaron a Pamplona en el primer vuelo.
CESAREA DEL MAR |
Intensas
e importantes han sido las emociones vividas por todos en esta peregrinación.
Señalaré dos puntos geográficos que golpearon mi alma de modo particular: el
primero, el Mar de Galilea, en hebreo Kinneret, (por tener la forma de un arpa),
precioso lago de aguas apacibles y tranquilas; y el segundo, la vista
panorámica de la Ciudad de Jerusalém, que tras cantar “Que alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor, ya están
pisando nuestros pies tu umbrales
Jerusalém”, apareció ante nuestros ojos como un mar de piedras, con sus
murallas altas y almenadas, con sus torres y troneras: Desde el Monte Scopus,
pudimos contemplar el Torrente Cedrón, la Mezquita de Omar, la explanada del Templo, la Puerta
Dorada, la Puerta de San Esteban y al fondo el Cenáculo, la Basílica del Santo
Sepulcro.
LA ESTRELLA DE BELEN |
Numerosas
han sido las imágenes traemos impresas en nuestros ojos y también en nuestro
corazón: la Basílica de la Anunciación; Nazaret, en arameo “torre de vigía”; la Iglesia de San José,
la fuente de María; Ein Karem, el pueblo de Isabel; Cafarnaún, “aldea de Nahum”, su sinagoga; la casa de Pedro, el Monte Tabor
y el de las Bienaventuranzas, la tierra de Samaria, con sus suaves colinas
cubiertas de olivos; Jericó, el Huerto de Getsemaní, “prensa de aceite”, el Muro de las Lamentaciones; la Vía Dolorosa,
las Sinagogas, el barrio viejo de Jerusalém, sus rabinos, sus niños y las
innumerables tiendas siempre abiertas.
HUERTO DE LOS OLIVOS |
Y
conmovedoras fue también las lecturas y reflexiones de algunos textos
evangélicos, tales como: la promesa del Primado de Pedro, la multiplicación de
los panes y los peces, la curación del paralítico en la piscina de Betesda, el
discurso del pan de vida en la Sinagoga de Cafarnaún, el relato de Jesús
caminando sobre las aguas del Mar de Tiberíades, la parábola del Buen
Samaritano, etc.
MAR MUERTO |
El
conocimiento de la tierra de Jesús nos ayudará a cuantos hemos tenido la suerte
de realizar esta peregrinación, a conocer mejor al propio Jesús y su doctrina
y, lo que es más importante, nos ayudará a tratarle con más frecuencia y más
amor. Cuando, en la tarde del 24 de septiembre, pisábamos el Aeropuerto de
Noain, todos decíamos lo mismo: ¡¡¡Hay que volver a Tierra Santa!!!