martes, 5 de marzo de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


CERCA DEL ARGA

Ayer fue lunes. Y como todos los lunes, me reúno con un grupo de amigos sacerdotes. La reunión no dura más de cinco horas. A lo largo de estas horas, además de recibir formación religiosa y espiritual, comemos, charlamos y nos contamos nuestras cosas.

Es un día de descanso y de formación. Viene muy bien al cuerpo y al espíritu. Nunca sabremos agradecer a la Obra este cuidado. Sirva este breve escrito como testimonio de un hecho singular, aparentemente sencillo pero de resultados espirituales incalculables.

Pues bien, ayer cuando me dirigía al Centro de Pamplona, que es donde tenemos nuestro encuentro semanal, me encontré con un feligrés que bajaba de la ciudad hacia el barrio de la Chantrea.

Hablamos de lo bueno que es pasear, de lo difícil que es mantenerse en forma. También hablamos de algunos párrocos y sobre todo, hablamos del Papa que renunció y del Papa que esperamos.

Como mi amigo y feligrés es una buena persona, allí cerca de la orilla del río Arga, elevamos una oración al cielo para que el Espíritu Santo nos envíe un buen pastor que sepa guiar a su Iglesia.

Para endulzar el encuentro, mi amigo y feligrés me regaló un caramelo sin azúcar. Nos despedimos. El siguió, camino del Barrio; yo seguí, camino del Centro de Pamplona. Por el camino, mientras chupaba el "caramelito" fui desgranando jaculatorias, pidiendo por el nuevo Papa.