lunes, 3 de mayo de 2010

QUINTA SEMANA DE PASCUA

MARTES
SAN JUAN 14, 27-31          

CON UN SOLO CLIC:  http://www.anecdonet.com/

»La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Habéis escuchado que os he di-cho. “Me voy y vuelvo a vosotros” Si me amarais os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo. Os lo he dicho ahora antes de que suceda, para que cuando ocurra creáis. Ya no hablaré mucho con vosotros, porque viene el príncipe del mundo; contra mí no puede nada, pero el mundo debe conocer que amo al Padre y que obro tal como me ordenó. ¡Levantaos, vámonos de aquí!

Señor, nos regalaste la paz, la tuya, la buena, esa paz tan distinta de la nuestra. Y con la paz, un buen consejo: “que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde”. Eso, Señor, queremos cumplir: no temblar de miedo y no acobardarnos nunca. Pero nos tienes que ayudar, Señor, con tu gracia y tu fuerza. Y si a pesar de todo, de vez en cuando, nuestro espíritu tiembla y nuestro corazón se acobarda, Tú sigue con nosotros.

Nos dijiste también: “Me voy y vuelvo a vuestro lado. Si me amarais os alegraríais de que me vaya al Padre, porque el Padre es más que Yo”. ¡Acepto, Señor, el misterio de tu realidad! Misterio que las palabras y los conceptos humanos, por nítidos que sean, no pueden expresarlo con claridad meridiana. “Os lo he dicho” para que estéis preparados, enterados.

“Yo no voy a hablar mucho con vosotros”, pues se acerca el Príncipe de este mundo —él no tiene poder sobre Mí—, “pero es necesario que el mundo comprenda que Yo amo al Padre y que lo que el Padre me manda, Yo lo hago”. La obediencia al Padre. ¡Qué ejemplo para nosotros los hombres, Señor!

De esta retahíla de afirmaciones, brota un doble mensaje: rebelión, desobediencia, por una parte; entrega, obediencia, amor, por otra. Señor, gracias por todo lo bueno que tenemos y poseemos; perdón por tantos despropósitos; y ayúdanos más en este camino que nos conduce al cielo.