jueves, 7 de marzo de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS



UN BUEN FELIGRÉS

Lo veo casi todos los días. Algunos días en el templo, otros, por la calle. En ocasiones, en ambos lugares. Es un feligrés, jubilado, lleno de años y siempre de buen humor.

Hace años que lo conocí. Era entonces más joven, pero como es mayor que yo, siempre me ha aparecido un señor mayor. Sé algunas cosas de su vida. El mismo me las ha contado en repetidas ocasiones.

Pero no es mi intención en estos momentos airear sus andanzas y sus historias del pasado. Sencillamente, si hoy traigo a este espacio, de “sencillas vivencias”, a este feligrés, es por que esta mañana me he encontrado con él, en medio de la calle.

Además del saludo habitual, no faltó en la conversación, hablar del tiempo. La verdad sea dicha, siempre, pero siempre, cuando me tropiezo con este feligrés en la calle, hablamos del tiempo.

En un santiamén, me puso al día de la temperaturas hoy: las de las primeras horas de la mañana, las que había en el momento de la conversación y si no me adelantó las que habrá mañana, fue porque le faltó tiempo.

También hablamos de Dios y hablamos a Dios. Hacemos oración. Decía Santa Teresa de Jesús, nuestra Patrona, hacer oración, “es tratar de amistad con quien sabemos nos ama”.