EL CAMINO MÁS
LARGO
Ayer, por
la mañana, no pude subir andando a Pamplona. Tenía que realizar unas gestiones
familiares y me apuraba el tiempo. Luego
me reuní como todos los lunes, con mis amigos sacerdotes. Al terminar la reunión,
decidí bajar andando a casa.
Tomé el
camino más largo. El que baja por el Seminario, deja a la izquierda el complejo
Club Ciudad Deportiva Amaya,
pasa el río Arga, y bordea después el complejo Jardinería Arvena, se orienta hacia la tercera
Agrupación Orvina, y poco después llega a la C/ Villafranca, Segunda Agrupación
Orvina.
El camino me
duró casi una hora. Sentí, en esta ocasión, el cansancio que otras veces no había
experimentado. Tal vez fuera porque había comido bien o porque estoy un tanto
desentrenado, o que un año más también pesa en mi.
Por el
camino, como siempre, fui desgranando jaculatorias, haciendo algunos actos de
desagravio y pidiendo insistentemente al Señor por Benedicto XVI y por su
sucesor, que sea el que sea, le amo ya, como nos enseñó San Josemaría, de todo
corazón.
Llegué a
casa, como digo, un tanto cansado. Un breve rato de reposo y quedé como nuevo.
Y aquí estoy, con ganas de colaborar, como un fiel jornalero, en la viña del Señor.
PARA
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