"¿Quién de nosotros puede presumir de no ser un pecador?
Ninguno", afirmó el Pontífice en el Rito de la Reconciliación que ofició
antes de la confesión
El papa Francisco acudió hoy a uno de los confesionarios de la Basílica de
San Pedro del Vaticano para confesarse de rodillas durante el Rito de la
Reconciliación que ha oficiado en el templo, previo al cuarto domingo de
Cuaresma. El papa argentino descendió del altar de la Basílica, bajo el
baldaquino barroco, y, tras quitarse la capa pluvial morada, símbolo de
preparación cuaresmal, acudió a uno de los confesionarios de la nave central,
ante el que se arrodilló. De este modo pudo verse públicamente cómo el
pontífice, ataviado únicamente con el alba y con la casulla blanca, además de
con el solideo, se confesaba ante un sacerdote durante cerca de dos minutos y
medio.
El gesto del pontífice se produjo antes de que él y otros sacerdotes
procedieran a escuchar la confesión de muchos de los fieles congregados. Con
esta ceremonia se inauguraba hoy la jornada "24 horas para el Señor",
en la que múltiples diócesis de todo el mundo confesarán en concomitancia hasta
mañana. El pontífice fue el encargado de presidir esta ceremonia y, durante su
catequesis, reiteró su llamamiento a la conversión, "a cambiar de
vida".
Ese proceso no es cuestión de un momento o de un periodo del año, dijo,
sino que se trata de un compromiso que "dura toda la vida".
"¿Quién de nosotros puede presumir de no ser un pecador? Ninguno",
afirmó.
Para ayudar a los penitentes en esta jornada de confesión, la Prefectura de
la Casa Pontificia ha repartido un libro entre los congregados que contiene un
esquema con preguntas sobre todos los ámbitos de la vida cotidiana que las
personas deben realizar antes de acudir al confesionario.
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