Y ME HABLÓ LA MADERA
PARA ESCUCHAR
https://www.youtube.com/watch?v=AgcPzd8UeRY
Me
agradaba escuchar a la Santa, pero había que seguir el ritmo de los actos
litúrgicos de la
parroquia. Por eso, me levanté del banco donde estaba sentado
y me dirigí a la
sacristía. Allí me revestí y al poco rato salí al altar a celebrar
la Santa Misa.
Es
para mi este momento, el rato mejor del día. Es para mi la Santa Misa el centro y
raíz de mi vida interior. Por eso, procuro celebrarla con piedad, atención y
sosiego. También con esfuerzo y trabajo. Y en la Misa rezo por la Iglesia, por
el mundo, por la parroquia, por la familia. Y también por mis pequeñas cosas y
sencillos problemas.
A veces,
mis ojos se distraen con el colorido vario pinto de las vidrieras que contemplo
allá al fondo de la iglesia; otras veces, el ruido de una tos, el lloriqueo de
un niño, me hacen distraerme, pero siempre vuelvo mi atención al sacrificio del
altar.
Y a mi alrededor
contemplo a María y a los ángeles y a la Iglesia entera y junto con toda la
Iglesia le doy gracias a Dios por la ayuda, le adoro y pido perdón.
Poco
después, despojado de las vestiduras sagradas me entretengo un buen rato dando
gracias a Dios a quien he recibido sacramentalmente.
PARA ESCUCHAR
https://www.youtube.com/watch?v=AgcPzd8UeRY