Primera
Semana Santa con Francisco. En estos días el mundo ha mirado con evidente
expectación a Roma, quizás como hacía mucho tiempo; otro asunto es que haya
escuchado realmente lo que ha dicho el Sucesor de Pedro. El fenómeno es
curioso: una luna de miel mediática con el nuevo Papa como no se veía quizás en
cincuenta años, pero también una creciente suspicacia en círculos eclesiales no
pequeños, aunque de momento poco activos. Lo curioso es que tanto la luna de
miel como la irritación sorda tienen su origen en una construcción virtual. La
realidad parece lo único que no importa.