DESDE MI VENTANA
Para ver bien las cosas, además de tener buena vista, hay que mantener una distancia determinada desde el lugar del observador y la cosa observada. Son normas elementales.
VIERNES, 10 DE JUNIO DE 20011
Desde mi ventana veo, aunque con dificultad, unas letras, que sobre el saliente de un edificio, anuncian algo. Ahora sé que anuncian el titular, en este caso, la titular de un templo católico. En concreto, de una Parroquia dedicada a la andariega castellana, Santa Teresa de Jesús. Y veo esas letras con dificultad, primero por la distancia, pero también porque son de tamaño pequeño. Hechas de hierro obscuro, colocadas sobre fondo también obscuro, hacen que el anuncio sirva para poco o nada, porque cuando uno lo percibe con total claridad, ya casi no hace falta. Estás encima. Sólo falta, subir tres escalones, abrir la puerta y entrar en el templo. Y de sopetón, te encuentras presidiendo el retablo, a la Santa de Ávila. Al acabar de escribir estas líneas, me hago esta breve reflexión: “para ser eficaz, no basta con “hacer cosas”; hay que tratar de “hacerlas bien” y procurar que sirvan a lo programado”. Y luego, ser fieles, coronar la obra.
REFLEXIÓN
“El secreto de la eficacia de todos nuestros proyectos es la fidelidad a Cristo”.
CAMINO
324 "Quia hic homo coepit ædificare et non potuit consummare!" —¡comenzó a edificar y no pudo terminar!
Triste comentario, que, si no quieres, no se hará de ti: porque tienes todos los medios para coronar el edificio de tu santificación: la gracia de Dios y tu voluntad.
Para ver bien las cosas, además de tener buena vista, hay que mantener una distancia determinada desde el lugar del observador y la cosa observada. Son normas elementales.
VIERNES, 10 DE JUNIO DE 20011
Desde mi ventana veo, aunque con dificultad, unas letras, que sobre el saliente de un edificio, anuncian algo. Ahora sé que anuncian el titular, en este caso, la titular de un templo católico. En concreto, de una Parroquia dedicada a la andariega castellana, Santa Teresa de Jesús. Y veo esas letras con dificultad, primero por la distancia, pero también porque son de tamaño pequeño. Hechas de hierro obscuro, colocadas sobre fondo también obscuro, hacen que el anuncio sirva para poco o nada, porque cuando uno lo percibe con total claridad, ya casi no hace falta. Estás encima. Sólo falta, subir tres escalones, abrir la puerta y entrar en el templo. Y de sopetón, te encuentras presidiendo el retablo, a la Santa de Ávila. Al acabar de escribir estas líneas, me hago esta breve reflexión: “para ser eficaz, no basta con “hacer cosas”; hay que tratar de “hacerlas bien” y procurar que sirvan a lo programado”. Y luego, ser fieles, coronar la obra.
REFLEXIÓN
“El secreto de la eficacia de todos nuestros proyectos es la fidelidad a Cristo”.
324 "Quia hic homo coepit ædificare et non potuit consummare!" —¡comenzó a edificar y no pudo terminar!
Triste comentario, que, si no quieres, no se hará de ti: porque tienes todos los medios para coronar el edificio de tu santificación: la gracia de Dios y tu voluntad.