jueves, 9 de junio de 2011

DESDE MI VENTANA

Hay días largos o lo parecen, ya que todos son iguales. Hoy es uno de esos días, que parece nunca se va a acabar. Pero se acabará. Y llegará la noche y las farolas de la plaza se llenarán de luz.



JUEVES 9 DE JUNIO DE 2011

Quizás por esto, hoy he dirigido la vista a las farolas que contemplo en la plaza desde mi ventana. Son cuatro. Dos son más bajas, tiesas, dirigen su figura hacia arriba. Llevan un bolo de cristal en su cima. Las otras dos, son más altas, están inclinadas, miran hacia abajo y su bolo de cristal es menos visible. Las cuatro durante el día permanecen apagadas, no dan luz, ni calor. Es lógico, las farolas están hechas para encenderlas al anochecer y para que permanezcan así durante la noche. Al día le basta y le sobra la luz y el calor del sol. Aunque, a veces, los rayos solares, como hoy, lleguen entre nubes. Lo triste y ridículo es que las farolas no alumbren en la obscuridad, no sirvan para lo que fueron pensadas. Leí en cierta ocasión: "Cada uno de nosotros ha de ser quasi lucerna lucens in caliginoso loco, como un farol encendido, lleno de la luz de Dios, en esas tinieblas que nos rodean. Agradezcamos con obras nuestra vocación de cristianos corrientes, pero con la luz de Dios dentro, para derrocharla y señalar el camino del Cielo".


REFLEXIÓN

Luz del alma,
luz divina,
faro, antorcha,
estrella, sol...
Un hombre
a tientas camina;
lleva a la espalda un farol.
(Antonio Machado)



CAMINO

580 Pide humildemente al Señor que te aumente la fe. —Y luego, con nuevas luces, juzgarás bien las diferencias entre las sendas del mundo y tu camino de apóstol.