domingo, 15 de septiembre de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS

Y LLEGÓ EL PRIMER LUNES


El lunes era el día de extender encima de la mesa el material y empezar a desarrollar el programa que tenía en la cabeza: ordenar papeles que durante el año se me habían amontonado, iniciar el esquema de catequesis de adultos para el próximo curso y repasar algunas notas sobre informática.

Empecé por los papeles. Utilicé una cama como  campo de acción. Allí extendí mis papelajos y con paciencia los fue agrupando por materias y fechas. Para la hora del almuerzo había hecho un buen avance. Seguiría los días siguientes.

Este día colocamos una hermosa mesa en el patio y las sillas a juego con la misma. Entre la cocina y el comedor la mesa del patio. En las horas de sombra, sobre todo a las tardes, se estaba allí divinamente.

Un breve siesta, rezo de vísperas y poco después, como todos los días a la Iglesia. La Iglesia estaba fresquecita, había que protegerse con un chaquetilla para no enfriarse. Pero estaba allí muy bien. Se podía decir, como San Pedro, “quien bien se está aquí”, “hagamos aquí tres tiendas”.

El consabido paseo, la espera para la cena y la partida de cartas cerraban el día. Se dormía “a la pata la llana”. Solo las "campanadas" del reloj de la torre, rompían el silencio de la noche.

PARA VER Y ESCUCHAR