DEL LIBRO SAN JUAN DE ÁVILA.
EXPERIENCIA DE FE
REFORMACIÓN URGENTE
CUARTO
Una intuición de San Juan de Ávila es la de
considerar que toda la Iglesia, comenzando por sus pastores, es la que tiene
que ponerse en estado de misión ante la nueva sociedad naciente. De aquí que
crea que haga falta una reformación urgente de obispos, de sacerdotes y de
todos los cristianos.
En una Iglesia en la que tienen una
preferencia las órdenes religiosas, San Juan de Ávila cree que son los obispos
diocesanos, con sus respectivos presbiterios diocesanos, los encargados de esta
renovación y de la evangelización de la sociedad, pues son fundamentalmente
ellos los que forman el cuerpo de la Iglesia, sin excluir los otros carismas,
que se integran en el gran cuerpo de la Iglesia, aportando su respectiva
riqueza.
Ahora, eso sí, unos presbiterios que deben
ser formados desde las mismas raíces, desde el Seminario, para que estén
verdaderamente impregnados de un espíritu eclesial diocesano.
Para que la Iglesia sea capaz de este
necesario impulso misionero tiene que prestar una atención prioritaria a los
sacerdotes seculares y a las parroquias. Es por ello por lo que el Santo
Maestro dedica todas sus energías a favorecer la santidad de los sacerdotes y
la formación permanente integral de los mismos.
Incluso en las misiones populares que diseña
para Sierra Morena y todas las Misiones la consigna era la de dirigirse en
primer lugar al sacerdote, con frecuencia aislado cada uno en su parroquia, y
con poca formación e integración eclesial, para darle una catequesis sobre la
identidad sacerdotal, y animarle y ayudarle en su misión.