jueves, 10 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS



¡QUÉ FRÍO HACE!

A lo largo de la mañana de hoy, día 9 de enero de 2013, la frase que más veces he escuchado, ha sido la siguiente: ¡Qué frío hace! Y también ha sido la frase que más veces he repetido yo mismo. La razón es clara: Hoy hace mucho frío. Una niebla baja, harta de pasearse por los campos, seguir a los ríos y encaramarse en los árboles peludos, ha llegado a la ciudad y se pasea por las calles a su antojo y pretende, no sé si lo logrará meterse hasta en las casas. Si esto último no lo logra, donde si se mete es en los huesos.  Así lo he escuchado decir a varias personas: ¡Qué frío hace, esta niebla se mete hasta los huesos! Esta sencilla vivencia me ha hecho pensar en otra clase de frío: la tibieza espiritual. Me acordé del Apocalipsis: ” Conozco tus obras, que no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! (…) Y vinieron a mi memoria unas breves palabras que pronunció Benedicto XVI al inicio del último Sínodo de Obispos, ante los 262 sacerdotes sinodales y un centenar de expertos llegados de todo el mundo: “el mayor peligro del cristiano es la tibieza” (…), “esta tibieza desacredita al cristianismo” (…); “el cristiano no debe ser tibio”. Ni tampoco frío, añado yo.


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