miércoles, 24 de noviembre de 2010

RUINAS DEL TEMPLO DE JERUSALEN
TRIGÉSIMA CUARTA SEMANA DEL T. O.

JUEVES
SAN LUCAS 21, 20-28

CON UN SOLO GOLPE DE CLIK
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»Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed que ya se acerca su desolación. Entonces los que estén en Judea que huyan a los montes, y quienes estén dentro de la ciudad que se marchen, y quienes estén en los campos que no entren en ella: éstos son días de castigo para que se cumpla todo lo escrito. ¡Ay de las que estén encinta y de las que estén criando en aquellos días! Porque habrá una gran calamidad sobre la tierra y habrá ira contra este pueblo. Caerán al filo de la espada y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles. »Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y sobre la tierra angustia de las gentes, consternadas por el estruendo del mar y de las olas: y los hombres perderán el aliento a causa del terror y de la ansiedad que sobrevendrán a toda la tierra. Porque las potestades de los cielos se conmoverán. Entonces verán al Hijo del Hombre que viene sobre una nube con gran poder y gloria. »Cuando comiencen a suceder estas cosas, erguios y levantad la cabeza porque se aproxima vuestra redención.

Anuncias hoy, Señor, graves noticias. el cerco y la desolación en la ciudad de Jerusalén. Y, a la vez, ofreces importantes consejos: los que estén en Judea no huyan a los montes; los que estén en la ciudad no salgan de ella; los que estén en el campo no retrocedan a la ciudad.

Y para señalar la gravedad del momento, te fijaste en unas personas que por su situación concreta en ese momento tendrían especiales dificultades para huir: las madres que estén esperando a dar a luz y las que se encuentren criando a sus hijos pequeños.

Y dijiste que habría calamidades, ira, desenfreno; que algunos caerían a espada; otros serían hechos cautivos; la propia ciudad santa de Jerusalén sería profanada; habría señales en el sol, la luna y las estrellas; y angustia y terror, ansiedad y conmoción grande.

Pero ante esta situación espantosa y difícil, Tú vendrás sobre una nube con gran poder y gloria, llegarás triunfador, victorioso.

Escribió Pablo VI: “Subió al cielo (el Señor) de donde ha de venir de nuevo, entonces con gloria, para juzgar a los vivos y a los muertos, a cada uno según los propios méritos; los que hayan respondido al amor y a la piedad de Dios irán a la vida eterna, pero los que los hayan rechazado hasta el final, al fuego que nunca cesará”. Credo del pueblo de Dios, n. 12.

Y terminaste el pasaje con estas palabras: Cuando comiencen a suceder estas cosas, levantaos, y alzad vuestra cabeza, porque se aproxima vuestra redención.