viernes, 16 de julio de 2010

DÉCIMA QUINTA SEMANA
DEL T. O. SÁBADO
SAN MATEO 12, 14-21

CON UN SOLO GOLPE DE CLIK   http://www.irabia.org/

Al salir, los fariseos se pusieron de acuerdo contra él, para ver cómo perderle.
Jesús, sabiéndolo, se alejó de allí, y le siguieron muchos y los curó a todos, y les ordenó que no le descubriesen, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:
Aquí está mi Siervo a quien elegí,
mi amado en quien se complace mi alma.
Pondré mi Espíritu sobre él
y anunciará la justicia a las naciones.
No disputará ni vociferará,
nadie oirá sus gritos en las plazas.
No quebrará la caña cascada,
ni apagará la mecha humeante,
hasta que haga triunfar la justicia;
y en su nombre pondrán su esperanza las naciones.

Tu doctrina, tu enseñanza, tu vida, en ocasiones chocaba con la doctrina, enseñanza y vida de los fariseos. Como ahora choca con la de tantos. Y “se pusieron de acuerdo contra Ti, para ver cómo perderte”. ¡Qué misterio, Señor! ¡Viniste a salvarnos y trataban de perderte!

Y Tú que lo sabías todo, te alejaste de allí. Pusiste tierra de por medio. No querías pelea, ni disgustos. No había llegado tu hora. Pero algunos conocieron tu camino, te siguieron y Tú, Señor, compasivo, los curaste a todos. Sólo una condición impusiste: que no te descubrieran.

Y así se cumplió lo del profeta Isaías que había dicho que el elegido de Dios, el amado de Dios, anunciaría la justicia a las naciones. Y que lo haría sin disputas, ni gritos, ni algazaras en las plazas. Y, aunque aparentemente pareciera débil y manso, nadie quebraría su fuerza, nadie apagaría su fuego, nadie callaría su voz, nadie pararía sus pasos. Te llamarías vencedor. “Y en su nombre pondrán su esperanza las naciones”.

Pasó aquel día y nadie te descubrió, tampoco nosotros queremos hacerlo. Sólo decir con fuerza: gracias por tantos favores, gracias por tantas caricias, gracias por tantas gracias.