jueves, 14 de febrero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


 NUEVE AÑOS

Miércoles de Ceniza. Había celebrado Misa a las diez. Más gente que cualquier día de diario, incluso más que algunos  domingos. Llegó el momento de la distribución de la Ceniza. Uno tras otro, todos pasaron “a tomar ceniza”. Había algún niño. También a ellos les gusta “tomar” ceniza. Un pequeño gesto y tan contentos.

Más tarde, ayudé al celebrante de la Misa de doce a poner la ceniza sobre las cabezas de los fieles. Asistió bastante gente. También algunos niños. En la distribución de la ceniza, todo ocurrió con normalidad. Fue a la hora de la comunión, que también ayude al celebrante, cuando presencié el siguiente hecho.

Los fieles se acercaban a comulgar en dos filas, como siempre. De repente observé que el sacerdote que estaba a mi lado, se quedó parado. Miré y vi delante de él, a un niño. Bajo de estatura, cara redonda y pelo corto, ojos saltones.

Al sacerdote le pareció tan pequeño el chico que le preguntó: ¿Has hecho la Primera Comunión? No contestó directamente, sino que estirando el cuello dijo: “Si tengo nueve años”.

El sacerdote, fiándose de la palabra del chico, le dio la Comunión. El chico se fue “orgulloso por dentro”, a su banco donde le esperaba su madre. Se arrodilló y le dio gracias a Dios. Su madre feliz y el Señor, seguro que descansó a gusto en el corazón de este chico “de nueve años”.

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