domingo, 3 de febrero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


UN AMIGO ESPECIAL

Casi todos los días, desde hace años, asiste a Misa de doce, en mi Parroquia: Santa Teresa de Jesús,  un joven corpulento, robusto, ya entrado en años. Suele colocarse en los últimos bancos del templo. Está siempre recogido y silencioso: rezando. No creo que entienda mucho las cosas que se realizan en la celebración, pero estoy seguro que la mirada de Dios descansará complaciente sobre él.

Siempre que paso a su lado, se coloca al extremo del banco, me mira con mirada acogedora y me saluda sonriente. Yo también correspondo a su saludo amablemente y con cariño.

Desde hace un tiempo, el saludo es más expresivo: Se pone de pie, sale del banco y me da un abrazo al que correspondo. Y entre dientes musita estas o parecidas palabras: “Eres mi amigo”. “Dios es nuestro Padre”. “La iglesia es una, santa, católica y apostólica”.

Así es, le digo yo. Y él, sonriente y contento, vuelve a sentarse. Yo me dirijo al confesonario y él sigue la Misa atentamente. Cuando llega el momento de la Comunión se acerca a comulgar. Creo que Jesús descansará feliz en su alma. ¡Qué hermosa es la inocencia!

Mi amigo es un “amigo” especial: enfermo deficiente.

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