DÍA 9 DE NOVIEMBRE DE 2011
CARTA DE NOVIEMBRE (II)
Comparto contigo, amigo lector, esta carta escrita por Mons. Javier Echevarría.. Hoy, te ofrezco la segunda parte de la carta, seguiré los próximos días.
En la Carta apostólica publicada días atrás, convocando un año de la fepara dentro de algunos meses, Benedicto XVI reafirma esta responsabilidad fundamental de los fieles católicos. No podemos dejar que la sal se vuelva sosa y la luz permanezca oculta (cfr. Mt 5, 13-16). Como la samaritana, también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en Él y a extraer el agua viva que mana de su fuente (cfr. Jn 4, 14)[6]. El pensamiento de la Comunión de los santos, tan vivo en las próximas semanas, nos impulsará a pedir a la tercera Persona de la Santísima Trinidad que acreciente en cada uno el deseo de acercarle muchas almas. Ure igne Sancti Spiritus!, clamamos con la invocación que tanto removía a nuestro Padre. ¡Quémanos, Señor, con el fuego del Espíritu Santo! Que tu acción en nuestras almas —luz en la inteligencia, decisiones operativas en la voluntad, fortaleza en el corazón— nos impulse a un apostolado constante, aprovechando todas las ocasiones —y sabiendo crear ocasiones nuevas— para ayudar a que se acerquen a Dios las gentes con quienes nos encontremos.
CARTA DE NOVIEMBRE (II)
Comparto contigo, amigo lector, esta carta escrita por Mons. Javier Echevarría.. Hoy, te ofrezco la segunda parte de la carta, seguiré los próximos días.
En la Carta apostólica publicada días atrás, convocando un año de la fepara dentro de algunos meses, Benedicto XVI reafirma esta responsabilidad fundamental de los fieles católicos. No podemos dejar que la sal se vuelva sosa y la luz permanezca oculta (cfr. Mt 5, 13-16). Como la samaritana, también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en Él y a extraer el agua viva que mana de su fuente (cfr. Jn 4, 14)[6]. El pensamiento de la Comunión de los santos, tan vivo en las próximas semanas, nos impulsará a pedir a la tercera Persona de la Santísima Trinidad que acreciente en cada uno el deseo de acercarle muchas almas. Ure igne Sancti Spiritus!, clamamos con la invocación que tanto removía a nuestro Padre. ¡Quémanos, Señor, con el fuego del Espíritu Santo! Que tu acción en nuestras almas —luz en la inteligencia, decisiones operativas en la voluntad, fortaleza en el corazón— nos impulse a un apostolado constante, aprovechando todas las ocasiones —y sabiendo crear ocasiones nuevas— para ayudar a que se acerquen a Dios las gentes con quienes nos encontremos.