Y ME HABLÓ LA MADERA
Dejando a parte estos pensamientos, seguí recitando mis oraciones.
Al terminar, ya va siendo habitual, de nuevo oí en mi interior las voces de Santa Teresa que me decía: “Así permanecí varios días. Acaso meses. Las lluvias resbalaban por mis espaldas suavemente. Alguna ardilla quiso hacer casa en mi interior, pero no lo consiguió. Estaba yo demasiado dura para aquellas finas uñas pudieran perforar mi naturaleza. Alguna vez también sentí el golpe de alguna piedra que quizá algún pastor lanzó a su perro. Unas y otras cosas fueron sobrellevando con paciencia.
Lo que más molestó fue el calor. Al no
tener raíces por donde adquirir vida, mis extremidades se fueron resecando. Las
altas temperaturas abrasaba la poca sangre que quedaba en mis venas. Y fui
perdiendo la esbeltez, la galanura que tuve a gala en otros tiempos. Y me fui
quedando sin vida en las ramas, las hojas se volvieron mustias y me sentía sin
fuerzas”.
PARA VER Y ESCUCHAR
https://www.youtube.com/watch?v=j_5oGASRjXs