DÍA 27 DE FEBRERO DE 2012
HERMOSA INVITACIÓN
“Por tanto –sigue diciendo el Papa- el verbo que abre nuestra exhortación “fijémonos”, invita a fijar la mirada en el otro (…) y a estar atentos los unos de los otros, a no mostrase extraños, indiferentes a la suerte de los hermanos”.
Se trata, pues, en palabras del Romano Pontífice, de una invitación. Una invitación que no merecemos; una invitación que no podemos exigir, ni apoyados en nuestras cualidades o méritos, ni en nuestra situación material. Es una invitación que se nos hace gratuitamente.
Una invitación que se nos hace a todos: a sabios e ignorantes, a ricos y a pobres, a blancos y a negros, a hombres y a mujeres, a altos y bajos, a todos, absolutamente a todos.
Pero una invitación que lleva como exigencia “fijar la mirada”, primero en Jesús; y después en los demás. Una invitación que nos urge a estar atentos siempre, de verdad, de las necesidades de los otros.
Dicho de otro modo: que nadie nos sea extraño, que nadie nos sea indiferente. Que las alegrías y las penas, los gozos y las tristezas de los demás, sean nuestras alegrías y nuestras penas, nuestros gozos y nuestras tristezas. ¡El día que los demás, nuestros hermanos –plagiando una frase de un santo contemporáneo- nos sean extraños, indiferentes, hemos matado nuestro ser cristiano.
Agradezcamos esta invitación de Benedicto XVI y procuremos vivirla en el escenario de este mundo, de la mejor manera posible.
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