miércoles, 3 de julio de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


 PRIMERAS MISAS

PARROQUIA DE SALDAÑA 

Y de Valdespina, que así se llama el pueblo donde celebró su Primera Misa Hipólito Rodríguez, uno de mis amigos, nos trasladamos, no recuerdo como, a Saldaña, lugar donde diría su Primera Misa de otro buen amigo: José Luis de Santiago Rodríguez.

Llegamos a Saldaña. Pueblo grande, uno de los partidos judiciales de Palencia. Nos esperaban impacientes. Sonaron las campanas de la Iglesia y los cohetes en el aire. Se notaba que al día siguiente un nuevo hijo de la Villa iba a subir por primera vez las gradas del altar.

Aquella noche dormimos poco. El jolgorio juvenil y el cambio de cama, hicieron de las suyas. La ilusión de la fiesta lo abarcaba todo. Dormimos menos tiempo, pero el despertar fue gozoso, repleto de alegría. Una primera Misa, merecía la pena.

Llegó la hora de salir de casa. Un sol radiante lucía en las calles y plazas. El pueblo estallaba en fiesta. La Iglesia, llena de gente. Cantos, vivas, un nuevo sacerdote.

Para todos, fue aquel día, fue de verdad, un día de fiesta. Especialmente para los padres y hermanos de José Luis y para los que le habíamos acompañado. La comida, ¡así eran las cosas entonces!, se preparó en la misma casa de los padres de José Luis.

A eso de las siete de la tarde, José Luis y yo, salimos hacia Villasarracino. Quiero recordar que el viaje lo hicimos en coche de línea: de Saldaña a Carrión de los Condes y después de Carrión de los Condes a mi pueblo. Me esperaban en un carro engalanado. Pero de esto escribiré mañana.