jueves, 31 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS




LO GRANDE 
FUE PEQUEÑO

Será en primavera y verano, cuando disfrutemos de la fragancia y el color de las flores que ahora se preparan y plantan. Pero antes tiene que pasar el duro invierno, el recio temporal, el frío y el hielo. No hay fruto sin sementera, ni cosecha sin trabajo.

Estos pensamientos me vinieron a la cabeza ayer, a primera hora de la mañana, cuando de camino a mi trabajo, observé a dos jardineros que preparaban el pequeño trozo de tierra que existe en medio del extenso de jardín de hierba.

Estamos a finales de enero, falta mucho hasta mayo. Pero sin esta preparación, obscura y silenciosa, sin este cuidadoso esmero de la tierra, sin un seguimiento después, no nacería el rosal, ni brotarían las yemas, ni nacerían las rosas.

Mientras caminaba, en mi interior iban saltando pensamientos paralelos, referidos a distintas acciones humanas. Pensaba: yo no habría llegado al sacerdocio,  si antes no hubiera pasado doce años en el seminario; ni hubiera existido el conductor del camión que esos momentos pasaba a mi lado, sin una preparación precisa; ni el dentista que abría su oficina, si no hubiera dedicado años a prepararse; ni el abogado que trabaja en la calle de abajo, sin una preparación anterior.

En resumen: el éxito exige un proceso; el fin pide un principio, lo grande nace siempre pequeño.  Y me vino a a la memoria el número 821 de Camino que dice: No me olvides que en la tierra todo lo grande ha comenzado siendo pequeño. —Lo que nace grande es monstruoso y muere”.

PARA ESCUCHAR

miércoles, 30 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS



HAY SALUDOS Y SALUDOS

Hay saludos y saludos. No es lo mismo un saludo frío y seco que un saludo cordial y cariñoso. 

Digo esto, porque ayer cuando llegaba cerca de la Parroquia de Santa Teresa, me saludó una feligresa con un sencillo: buenos días, pero precedido, de mi nombre: Don José María, que hizo que el saludo resultase entrañable y familiar.

Traté de responder con parecida amabilidad, pero no fui capaz de decir su nombre. Es verdad que es más fácil que los feligreses conozcan el nombre de los sacerdotes de la Parroquia, que los sacerdotes conozcan el nombre de los feligreses.

Pero también es cierto, que si ponemos un poco de esmero, cuidado, conseguiríamos más. De hecho, tengo experiencia, y  algo he avanzado.

Sirva esta "sencilla vivencia" en este día 29 de enero, para recordar que hay saludos y saludos. 

PARA ESCUCHAR

martes, 29 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


NO DEJES PARA MAÑANA,
LO QUE PUEDAS HACER HOY

Ayer se me olvidó instalar la alarma. Resultado: Me levanté una hora más tarde. Consecuencias: No pude rezar el oficio divino a la hora acostumbrada, tuve que desayunar más tarde y más rápido, cuando me fui a la Parroquia, no encontré a la señora que con su carro todos los días se dirige a la compra, ni a los niños y niñas que cada mañana van al Colegio, ni al jardinero que “siempre riendo” recoge las basuras de la calle, ni al dependiente que prepara las cajas de fruta en su tienda, ni al camión de la basura junto a los contenedores, ni a la joven que pasea a su perro….

Nada fue lo mismo esta mañana. Ni afuera en la calle ni dentro en el templo. Porque si fuera cambió el panorama, dentro no fue distinto. Allí estaba el fiel sacristán extrañado de que no llegase a la hora de siempre. Por su cabeza -luego me cometo- pasaron mil conjeturas: olvido, cambiado, enfermedad.

Al fin todo se arregló. Eso sí, recuperando el tiempo perdido. Y como además no hay mal que por bien no venga, saqué de nuevo la lección que recoge este refrán: “No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”.

PARA ESCUCHAR
http://www.opusdei.es/art.php?p=51865

lunes, 28 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


HERMOSA SINFONÍA

El paraguas tiene, lo estoy comprobando, más recorrido vivencial del que a primera vista pudiera parecer. Hoy he vivido, bajo mi paraguas,  una sencilla experiencia.

Salí de casa camino del trabajo. Apenas caían unas gotas de agua, casi insignificantes, pero como siempre he oído que no es bueno mojarse la cabeza, abrí de inmediato mi viejo paraguas. Por cierto, mi viejo paraguas, aquí se lo agradezco, está lleno de años y también de servicios.

Como iba diciendo, abrí mi paraguas y comenzaron a caer sobre él finas gotas de agua, gotas que producían un ruido suave, agradable, encantador.

Desde el primer momento, aquel repiqueteo de gotas sobre mi paraguas, me pareció una hermosa sinfonía. Y aunque al parecer todas las gotas parecen iguales y caen igual sobre el mismo objeto, sin embargo producen o a mi me lo parece, distintos sonidos.

Seguí caminando, y he de decir que disfrutando enormemente. Es verdad que no duró mucho tiempo “el concierto”, no porque dejara de llover sino porque llegué al lugar al que me dirigía.

Vaya mi agradecimiento para el paraguas. Aunque a decir verdad, el ruido del agua y del viento me gustan mucho.

PARA ESCUCHAR

domingo, 27 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


UN SALUDO ROBADO

El paraguas, su mismo nombre lo indica, sirve para detener el agua que mansamente o con fuerza cae desde las nubes a la tierra. En ocasiones, su servicio es eficaz; en otras, cuando hace viento, el servicio es mínimo. En estos últimos casos, el agua se acurruca en la tela y baja revoltosa salpicando abrigo, pantalones, zapatos. 

Hoy he descubierto otro aspecto negativo del paraguas. Eran las nueve de la mañana. Salía al trabajo como de costumbre. Llovía suavemente. Una señora venía en dirección contraria  a la que yo llevaba. La misma señora que todos los días se dirige a la compra tirando de un carrito con ruedas pequeñas.

Al llegar a mi altura, todos los días, me da un “buenos días”, que yo correspondo con otro: “buenos días”. Pues bien, hoy, ambos hemos faltado al saludo. Los dos, porque llovía, llevábamos el paraguas abierto; y. además, los dos un tanto inclinado a causa del viento que soplaba de lado. Por eso, cuando nos hemos cruzado no ha habido saludo.

El paraguas ha sido el culpable: nos ha tapado la cara, nos ha robado el saludo. Algo de culpa, se llevará el viento y el agua. Sea lo que fuere, dicho robo me ha dado la oportunidad de escribir esta sencilla vivencia. 

PARA ESCUCHAR

sábado, 26 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS



NIEVE LLAMA NIEVE

Ayer nieve y lluvia, calles llenas de agua, hoy sol, goteras de los tejados y calles completamente limpias. Con la rapidez que vino se ha ido la nieve, aunque todavía queda algo en los jardines. Y según dice el refrán: “Nieve llama a nieve”, es decir, cuando no se va del todo la nieve es señal que pronto va a nevar más.

No estoy seguro que exista este refrán, aunque si lo he oído muchas veces. Es más, lo he comprobado, en ocasiones. Espero que alguno de mis lectores, con paciencia y tiempo, enriquezca mis conocimientos con los suyos. Esta sería una buena lección: “Saberse ayudar”.

Por otra parte, estas líneas que acabo de emborronar, me han hecho recordar aquellos años, ya lejanos, que pasé en el Seminario de Lebanza, situado en la montaña palentina. ¡Qué nevadas las de aquellos años! ¡Qué días tan alegres! Primero esperanzo que nevase y después, abriendo carretera hasta el pueblo más cercano. ¿Qué hermosas aquellas mañanas de sol en lo alto y nieve en las pistas cercanas!. Trineos, esquís, tablas…, todo era útil para deslizarse por la nieve y gozar del invierno.

Cierro aquí los recuerdos y la sencilla vivencia cotidiana y me quedo a la espera de recibir nuevas experiencias.

PARA ESCUCHAR

viernes, 25 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS



BUEN AMBIENTE

Me acodaba ayer de una estrofa de la canción infantil: “Vamos a contar mentiras”, que dice: “Por el mar corren las liebres, por el mar corren las liebres, por el monte las sardinas, por el monte las sardinas”. 

Me acordaba, porque ayer las calles de la ciudad parecían una mar inmenso. Caminabas por encima de agua, por encima de nieve blanda, siempre con la sensación de no encontrar piso firme. Los viandantes, en estos casos, cuando transitan así por la calle, dan una imagen chusca, chocante, rara.

Pensaba yo que algo parecido nos ocurre cuando caminamos por la vida, recorriendo sendas extrañas, difíciles, disparatadas, no normales. En el mejor de los casos damos la sensación de gente chocante, rara, extraña. En una palabra, la sensación que dan las sardinas que corren por el monte o las liebres corren por el mar. Unas y otras viven fuera de su ambiente.

El video de abajo da respuesta a esta pregunta que le hicieron a San Josemaria en 1972: ¿Cómo mantener la dignidad, dando la cara en un ambiente poco cristiano? 

PARA ESCUCHAR

jueves, 24 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


UN BUEN CONSEJO

Recuerdo que mi padre, que en paz descanse, cuando éramos pequeños, para animarnos a vencer momentos de alguna dificultad, nos solía decir: “Agarraros a la orejas, que la cosa es difícil”. Y entendíamos perfectamente lo que nos quería advertir: Que había que poner los cinco sentido en lo que estábamos haciendo.  No cabe duda que la frase tiene su gracia y encierra su mensaje.

Si me he acordado hoy de este dicho paterno, ha sido porque cuando salía de casa y transitaba por la calle llena de nieve y agua, hubo un momento en que me resbalé y tambaleó mi cuerpo como un junco. Y como no me podía agarrar a ningún sitio, me vino a la cabeza el dicho de mi padre.

Ello hizo que pusiese más cuidado en el andar, que me fijase más donde pisaba y sortease las dificultades con destreza. Luego, cuando llegué al lugar de destino me hice la siguiente reflexión: “Que hermosos son los consejos de los mayores  y que eficaces cuando se poner por obra”. No pude menos de agradecer a mi padre el gracioso consejo de agarrarse a las orejas.

Nota: En la India, agarrarse la oreja es signo de sinceridad o de arrepentimiento, ya que los oídos son considerados sagrados.

PARA ESCUCHAR

miércoles, 23 de enero de 2013




LA SABIDURÍA DE LAS ABUELAS
 Muchas gracias, fiel seguidora de mi blogg. Lo que no supe buscar o encontrar, me lo trasladas claramente en tu comentario. De esta forma, no sólo enriqueces mis conocimientos sobre las picarazas, sino que además con ello, corroboras la sabiduría de las abuelas: Una vez más se comprueba, que no pasa día sin que algo no se aprenda. Muchas gracias de nuevo. Y como testimonio de su seguimiento, aquí en "nuestro blogg" dejo su atinado comentario:
"La urraca (Pica pica) también conocida como picaraza es una de las aves más comunes en Europa. Mide en torno a 46 cm de longitud con una envergadura de 60 cm y un peso de unos 250 gramos, llega a vivir unos 15 años. Es inconfundible con otra ave. Efectivamente ya decía mi abuela no te acostarás sin aprender una cosa más".
Nota: Ahora me explico que la débil rama del pino sostuviera a la picaraza de marras. Dos cientos cincuenta gramos de peso lo aguanta el más fino junco.

martes, 22 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


UN AMIGO Y SU BOINA


Me encontré con un amigo. Llevaba cubierta la cabeza con una hermosa boina. Yo iba bien abrigado con una bufanda negra. Mi amigo comenzó a cantar las grandezas de la boina y a meterse contra mi bufanda. Me dijo que en su pueblo se dice: “Este es tan tonto que no sabe ni llevar la boina”. Y al que lleva la bufanda como yo la llevaba también le dice cosas raras. Como yo no tenía ganas de discutir, aguanté sin más a sus palabras. Luego he ido a informarme un poco sobre la boina y para ti he sacado algunos datos: 
"La boina es una prenda que sirve para cubrir la parte alta de la cabeza. Su tamaño es reducido, cubre exclusivamente el cuero cabelludo, dejando muy poco espacio, no más de dos centímetros, entre su superficie interior y el cuero cabelludo. No cubre las orejas ni la nuca".
"En el País Vasco y Navarra se utiliza como distinción de campeón en competiciones y eventos deportivos y culturales recibiendo el nombre solo en este caso de "txapela" (del euskera txapeldun, "campeón")".

lunes, 21 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS



NO TE ACOSTARÁS...

Hoy la calle estaba desierta. Ni un alma andaba por la plaza. Algunos charcos de agua en el suelo y en lo alto de un pino chirriaba una urraca o picaraza. Volví los ojos al árbol, guiado por el ruido del animal y pude observar una imagen extraña. En la picota de rama más fina del árbol, posaba una urraca o picaraza chirriando alegremente. ¡Algo increíble!. ¿Cómo podía resistir aquella fina rama a un pajarraco al parecer grande y voluminoso?. Llegué a la conclusión que tal pajarraco urraca o picaraza, como quiera que se llame, es pura apariencia en cuanto al peso. He tratado de saber cuanto puede pesar  un pájaro como este y, hasta la ahora, no lo he logrado saber. Pero si he aprendido que las urracas se destacan por su excelente vista, por ser muy desconfiadas y ser  animales muy listos. Ya decía mi abuela que no te acostarás si saber alguna cosa más.

PARA ESCUCHAR

domingo, 20 de enero de 2013


INUNDACIONES

Y sigue lloviendo. Es obligado, por tanto, seguir hablando de la lluvia.
¡No para de llover!
¡Cómo cae!
¡Los pantanos estarán a rebosar!
¡Lo peor es que se desbordan los ríos!
¡Cierto!
¡Así es!.

Esta era la conversación que mantenía ayer en la calle con un amigo. Íbamos los dos con los paraguas abiertos. Llovía a cántaros. Nos paramos y hablamos.

Después de las frases arribas recogidas, mi buen amigo apostilló: “Y lo malo de las riadas para las huertas, es que se lleva la buena tierra por delante y luego cuesta mucho tiempo en restablecerlas”.

No se si por defecto profesional o porqué, lo cierto es que enseguida comparé los prejuicios de las riadas, con los desastres que dejan en el alma las malas costumbres. ¡Como con las huertas, cuánto cuesta volver a vivir las virtudes.

Moraleja: “Prepararse para evitar inundaciones en el alma y si llegan restablecer de inmediato el alma”.

PARA ESCUCHAR

sábado, 19 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


HERMOSA LECCIÓN

Alrededor del templo de la Parroquia de Santa Teresa de Jesús (Pamplona), hace ya unos cuantos años, plantaron pequeños árboles: pinos, acacias, sauces llorones, otros. Los conocí pequeños, cuando todavía no daban sombra. Ahora son grandes, fuertes, esbeltos. Adornan el contorno parroquial, ofrecen flores en su tiempo y sirven de hábitat a algunos pájaros, especialmente picarazas, pardales, palomas torcaces.

Hoy, al salir de la Iglesia por la puerta del despacho parroquial, observé que de un sauce llorón, se había desprendido una gran rama. Estaba en el suelo. Yacía muerta y triste.

Un señor que paseaba a un perrito por allí, me comentó: “Se ve que la rama no ha podido con el peso de la nieve”. Hizo una breve pausa y añadió: “Aunque tal vez la rama estaba ya en malas condiciones y le llegó la hora”. En efecto, dije yo: “Le llegó la hora”. Mientras me alejaba oí que el señor musitaba: "A todos nos llegará la hora”. Pensé para mis adentros, hermosa lección. Y seguí mi camino.

PARA ESCUCHAR 

viernes, 18 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


HAY SALUDOS Y SALUDOS

En la ciudad no es costumbre, de ordinario, saludarse por la calle. Así puede ocurrir que uno recorra una calle larga, pongamos por caso, Carlos III (Pamplona), y no salude a nadie. Y no es que el paseante de turno sea antipático o ruin de carácter, no; lo que ocurre es que no hay costumbre de saludarse por la calle. Costumbre, que no es mala ni buena; sino que al no existir tal costumbre, nadie se saluda.

Por otro lado, se entiende esta costumbre. ¿Qué sería pasear de la Plaza del Castillo hasta el Edificio de los Caídos, e ir saludando constantemente a todo el que se cruza contigo. Resultaría algo parecido a esto: ¡hola, hola!, buenos días, hola, qué tal, adiós, hola, hola, que tal, adiós, adiós, buenas tardes…., sería, como puedes apreciar, algo chocante, cargante, aburrido. ¿Lo entiendes? Yo si lo entiendo.

Lo que no puedo entender, es lo que me ocurrió ayer: al cruzarme por la calle, con un señor de mediana edad  (yo sacerdote católico), el buen señor (es un decir), profirió (en el mejor de los casos), el nombre de Dios en vano. ¡Vaya saludo!

Hice un acto de desagravio. Y sin que me oyera, como saludo, dije: “Bendito sea Dios, bendito sea su santo nombre”. Hay saludos y saludos.

PARA ESCUCHAR

jueves, 17 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS

LA NIEVE Y LOS PARAGUAS


Hoy ha estado todo el día lloviendo. De manera suave, pero constante. Las gentes caminan por la calle con los paraguas abiertos. Durante un rato, asomado por la ventana, he contemplado los paraguas que llevaban los caminaban por la plaza que diviso desde mi casa. La mayoría de los paraguas eran de color negro. Algunos de color azul. Algunos amarillos, les había blancos, rojos, verdes, marrones. También de rayas blancas, de cuadros negros, de círculos marrones. Alguno de plástico trasparente. En definitiva he llegado a la conclusión que hay tantos paraguas como personas. Pensado en estas cosas recuerdo que ayer leí que los copos de nieve también son todos distintos. ¡Misterio de la naturaleza! ¡Misterios de Dios! Abajo te ofrezco una breve explicación, recogida de un blog. 

miércoles, 16 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


PRIMERA NEVADA DEL AÑO

Al fin llegó la nieve. ¡Qué hermosa es la nieve vista desde dentro de casa! También es divertido andar sobre ella, deslizarse en trineo o en esquíes, hacer muñecos, tirarse bolas. Es la cara simpática y bonita de la nieve. Pero la nieve tiene también su cara negra, sus graves peligros. Hoy al ver la nieve, me acordaba de los días felices transcurridos en Lebanza, cuando nevaba fuerte sobre la montaña palentina; de los grandes ratos pasados en la nieve; de las mañana de asueto abriendo carretera; del bocadillo de pan tierno, del chorizo y la bota de vino. Pero también me acordaba de las horas malas sufridas entre Cillamayor y Matabuena; y, sobre todo, me acordaba de aquella mañana en que desorientado, sólo pude acertar donde se encontraba el pueblo, guiado por el canto de un gallo de un corral. Lo bueno y lo peligroso de la nieve. A propósito de la nieve me venía a la memoria este sucedido: "Las Navidades de 1917-1918 fueron extremadamente frías. El termómetro se mantuvo a catorce grados bajo cero durante muchos días y la ciudad quedó casi paralizada. Un día de aquellos, tras una fuerte nevada, sucedió un hecho que, aunque pueda parecer intrascendente, cambió el horizonte de su vida: vio unas huellas en la nieve, las huellas de un carmelita que caminaba con los pies descalzos por amor a Dios.
Al ver aquellas huellas, Josemaría experimentó en su alma una profunda inquietud divina que le suscitó un fuerte deseo de entrega. Otros hacían tantos sacrificios por Dios y él —se preguntó—... ¿no era capaz de ofrecerle nada?.

PARA ESCUCHAR

martes, 15 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS

AGUA - AGUANIEVE

Salí a la calle, como de costumbre. Con el primero que me encontré, mantuve esta sencilla conversación.

¡Hola, buenos días.
Es un decir, me dijo.

Claro. Estamos en invierno.

Y cómo llueve.

Es agua, dije.

Pero parece nieve.
Eso.

Eso, aguanieve.

Pero es agua.

En la montaña es nieve.

Seguro, en la montaña será nieve.

Bueno, adiós.

Pasaron dos horas. Me tropecé 
con una vecina y hablé con ella.

¡Hola, buenos días.
De nombre, me dijo.

Claro. Estamos en invierno.

Y como llueve.

Es agua, dije yo.

Pero parece nieve.

Eso.

Eso, aguanieve, dijo ella.

Pero es agua.

En la montaña es nieve.

Seguro, en la montaña es nieve.

Bueno, hasta luego.

Hasta luego.


A las cinco de la tarde, 
en la Villavesa oí esta 
conversación

¡Hola, buenas tardes, dijo una señora.
Es un decir, dijo otra.

Claro. Estamos en invierno.

Y como llueve.

Es agua.

Pero parece nieve.

Eso.

Eso, aguanieve.
Pero es agua.
En la montaña ha sido nieve.
Hay varios puertos cerrados.
Buenas tardes.
Adiós.

Ha anochecido. 
Mañana será otro día.

PARA ESCUCHAR
http://www.youtube.com/watch?v=WIgFdqtvo7M

lunes, 14 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


SABER PARARNOS A PENSAR

Casi todos los días, cuando me dirijo a la Parroquia, me encuentro con alguien por la calle: un señor que pasea a su perro; un chico que cruza en bicicleta la plaza; una señora que arrastra el carro de la compra; dos empleadas comerciales que depositan “desperdicios” en los contenedores; una joven que se acerca la Caja Rural... Así podría seguir señalando otros encuentros mañaneros. Hoy, sin embargo, no ha sido así. Hoy, cuando he salido a la calle y he echado una ojeada a lo largo y ancho de la plaza, no he visto a nadie: ni animal (las palomas son frecuentes), ni ser humano alguno. Nadie. Sólo he sentido el suave roce de unas gotas de agua que caían de las nubes. Y para ser exactos, también ha llegado a mis oídos, el ronco ruido producido por el levantamiento de una persiana de uno de los pisos más cercanos. Y nada más. 

Entonces fue cuando me vinieron a la memoria unas palabras de Benedicto XVI que había leído la tarde anterior y que escribo: “Cierto: a veces es difícil percibir esta profunda realidad porque el mal hace más ruido que el bien; un homicidio feroz, extendidas violencias, graves injusticias son noticia; al contrario, los gestos de amor y de servicio, la fatiga cotidiana soportada con fidelidad y paciencia, se quedan a menudo en la sombra, no emergen. Es motivo también para que no nos quedemos sólo en las noticias si queremos entender el mundo y la vida; debemos ser capaces de detenernos en el silencio, en la meditación, en la reflexión serena y prolongada; debemos saber pararnos a pensar”. Debo advertir: hoy era domingo.

PARA ESCUCHAR

domingo, 13 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS



EL TIEMPO: 
TEMA DE CONVERSACIÓN

A falta de temas de conversación, con facilidad acudimos al tiempo que hace o el que pensamos que va hacer. Y así, con frecuencia, solemos saludarnos con estas o parecidas expresiones: “Buenos días, ¡vaya mañana!, ¡qué frío!, lo peor es el viento que sopla, cuando desaparezca comenzará a llover, en todo caso, habrá que conformarse con lo que venga…. Qué vamos a hacer… y así, otras expresiones similares, según la estación en que vivamos. Esta ha sido la sencilla vivencia de hoy: del tiempo hablamos con la primera persona que me encontré. Aunque, a decir verdad, enseguida, mi amigo cambió de conversación. Y comenzó a hablarme de la crisis. Me dijo que se nota fuertemente la crisis. Que se está colando por todas las rendijas de la sociedad. Y me puso varios ejemplos. No es el caso de referirlos, aquí y ahora. Sólo quería señalar que ha aparecido un nuevo tema de conversación: la crisis. Hay más y de ellos hablaremos otro día. Hoy sólo tengo tiempo para escribir una frase que muchas veces oír decir a mis padres: “Al tiempo dejarle y a Dios rogarle”.

PARA ESCUCHAR

sábado, 12 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS



EMBOZAR O EMBOZARSE

Es común, estos días de invierno ver a personas que se cubren el rostro, van embozadas. Y de este modo pueden pasar en el más absoluto anonimato. Parecen que ocultaran su interioridad y fueran pensando en asuntos de suma importancia. Y lo que ocurre es que se van protegiendo del frío que corta el rostro.  Hoy mismo me he encontrado con una de esas personas. ¿Y que significa embozar? Para contestarte he acudido al diccionario y he encontrado estos significados: embozar es “cubrir el rostro por la parte inferior hasta la nariz o hasta los ojos con una prenda de vestir: el ladrón embozó su cara con un pañuelo para no ser reconocido; se embozó en la capa para protegerse del frío. Otro significado de embozar es poner bozal a los animales. Estas semanas pasadas ha estado de moda la infeliz ocurrencia de un alcalde que quería embozar a un obispo. ¡Qué mal gusto, señor alcalde! Y finalmente, otro significado de embozar es disfrazar u ocultar lo que uno piensa o proyecta, disimular una cosa con palabras o acciones”.  Para esta tercera acepción no se necesita ni bufanda, ni tapabocas, ni capa, ni prenda alguna basta con querer.

PARA ESCUCHAR

viernes, 11 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


SABER ESCUCHAR

A hablar se aprende pronto. Se aprende, podemos decir, sin mayor dificultad. Hablar correctamente es más fatigoso, supone mayor esfuerzo. Pero hablar con elegancia, es algo todavía más difícil. Hay que estudiar, formarse y practicar mucho. El conseguir ser buen orador, depende de varias cosas: virtudes innatas de buen comunicador, circunstancias favorables, ocasiones propicias, etc. etc. Algo parecido ocurre con saber escuchar. A primera vista parece sencillo, pero hay que ejercitarse, hay que valer y, sobre todo, hay que querer. Todo esto viene a cuento, porque esta mañana me he encontrado, a la puerta de mi casa, con buen amigo. He estado con él un buen rato. Y he experimentado, que mi amigo tiene cualidades de buen hablador. Media hora juntos y no ha parado de hablar. Me ha contado cosas vividas por él hoy mismo, y también cosas de su vida pasada, de sus hijos, de sus amigos y demás parentela. Y mientras..., yo, a escuchar. Creo que he dado muestras de que soy un buen escuchador. Aunque debo añadir: hay que saber escuchar, hay que querer escuchar. Escuchar desgasta menos la garganta, pero se ponen a prueba varias virtudes: la prudencia, la justicia y otras más. Cuentan de San Josemaría que se atenía a la realidad de las cosas. Su prudencia, unida también a su sentido de la justicia, le hacía "saber escuchar” (…) "oír todas las campanas y, a ser posible, conocer al campanero".

PARA ESCUCHAR

jueves, 10 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS



¡QUÉ FRÍO HACE!

A lo largo de la mañana de hoy, día 9 de enero de 2013, la frase que más veces he escuchado, ha sido la siguiente: ¡Qué frío hace! Y también ha sido la frase que más veces he repetido yo mismo. La razón es clara: Hoy hace mucho frío. Una niebla baja, harta de pasearse por los campos, seguir a los ríos y encaramarse en los árboles peludos, ha llegado a la ciudad y se pasea por las calles a su antojo y pretende, no sé si lo logrará meterse hasta en las casas. Si esto último no lo logra, donde si se mete es en los huesos.  Así lo he escuchado decir a varias personas: ¡Qué frío hace, esta niebla se mete hasta los huesos! Esta sencilla vivencia me ha hecho pensar en otra clase de frío: la tibieza espiritual. Me acordé del Apocalipsis: ” Conozco tus obras, que no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! (…) Y vinieron a mi memoria unas breves palabras que pronunció Benedicto XVI al inicio del último Sínodo de Obispos, ante los 262 sacerdotes sinodales y un centenar de expertos llegados de todo el mundo: “el mayor peligro del cristiano es la tibieza” (…), “esta tibieza desacredita al cristianismo” (…); “el cristiano no debe ser tibio”. Ni tampoco frío, añado yo.


PARA ESCUCHAR

miércoles, 9 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


EL VALOR DE UN BUEN CONSEJO

Este año, aquí en la ciudad, la Navidad ha pasado sin nieve. Apenas algunos copos que se deshacían antes de llegar al suelo. Nieve, lo que se dice nieve, sólo la hemos visto en las cumbres más altas de los montes más cercanos. De oídas sabemos que también las altas cumbres se han adornado con abrigos blancos. Pero aquí, en la ciudad en la que vivo, esta Navidad no se ha visto la nieve.

En estas cosas iba yo pensando esta mañana, cuando me encontré con una señora que tiraba de un carrito de la compra, por lo que me figuro iría a abastecerse de alimentos. Le saludé amablemente y ella me dijo: “Cuidado con el piso que está resbaladizo”. Le agradecí la advertencia y, con gran cuidado avancé en dirección a mi destino. Apenas había dado vente pasos, cuando me deslicé hacía un lado. Era el primer resbalón de la mañana. Y eso que no había nieve en el suelo, ni agua, ni hojas húmedas, sencillamente se trataba de una fuerte helada caída durante la noche.

Como no me caí, dí dos pasos adelante. Y desde ese momento, puse aún más cuidado. Poco después llegaba a la meta. En el silencio de mi alma, agradecí la advertencia de la buena señora y me acordé de lo valioso que es dar y recibir un buen consejo.

PARA ESCUCHAR

martes, 8 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS


TODOS HIJOS DE DIOS

Siete de enero. Día festivo en Navarra. Alrededor de mediodía emprendí camino hacia el centro de la ciudad. Lucía un sol espléndido, una suave brisa testificaba la presencia del invierno. Apenas encontré gente por el camino: un padre joven con su hijo; una madre con cuatro rapazuelos en bicicleta; dos ancianos sentados en un banco al sol y poco más. Todo lo contrario ocurrió cuando llegué al meollo de la ciudad: la calle repleta de personas, unas caminaban hacia arriba, otras lo hacían hacia abajo. Una de esas personas, se adivina, era yo. Y como caminaba sin prisas, llevaba un paso lento. En realidad iba pensando: “Es tremendo, entre tanta gente, ni un solo conocido”. Hacía tiempo que no me hacia esta reflexión. No sé porque me vino a la memoria la frase que San Josemaría sugería nos preguntásemos todos los días: “que he hecho hoy para acercar algunos conocidos a Nuestro Señor”? Y me decía yo: “¿Todas estas gentes son para mi conocidos?”. No sabía que responder. Sólo acerté a repetir muchas veces: “Señor, ruego por todos estos que ahora caminan por la calle, son tus hijos”. Y me quedé satisfecho. Poco después, sin casi darme cuenta, abría la puerta del piso al cual me dirigía. Atrás quedaba la gente o para mejor decir: una muchedumbre de hijos de Dios.

PARA ESCUCHAR

lunes, 7 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS



ORO, INCIENSO Y MIRRA

La noche de la víspera de la fiesta de los Reyes Magos siempre es más larga que otras. En algunas casas siguen encendidas las luces de la sala de estar hasta muy tarde. Todos permanecen en espera. Al fin, llegan los Reyes y que suerte, siempre encuentran a los niños, después de larga espera, dormidos. Quizás soñando, pero nunca despiertos. Lo que hace que nunca puedan ver a los Reyes en persona. Saben de su existencia porque, a la mañana siguiente, aparecen los regalos perfectamente ordenados y distribuidos. Cada uno abre su paquete o coge su regalo con el que disfrutará todo el día o en algunas ocasiones más días. Hoy, cuando salí de casa, la calle estaba totalmente desierta. No se oía ni un ruido, ni una voz. Las persianas de las ventanas bajadas y un silencio absoluto reinaba por doquier. Sólo encontré por el camino con un pequeño pajarito, “nevadora” les llamábamos en el pueblo. Tan pequeño es este pajarito, que decía mi padre: “Para hacer un kilo de estos pajaritos se necesitan cientos”. Tranquilamente recorrió unos metros delante de mí, para desaparecer de inmediato. Luego, cuando llegué a la puerta de la Iglesia, dos palomas rebuscaban algo de comida por el suelo. Y así, sin más, entré en el templo y delante del belén allí colocado, le di gracias a Dios y, con cierta parsimonia, dejé junto al  Niño oro, incienso y mirra. Felices Reyes Magos.


PARA ESCUCHAR

domingo, 6 de enero de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS

SANTOS REYES MAGOS 


Noche de fuertes heladas, mañana llena de claridad y de sol. Apenas puse los pies en la calle me tropecé con un señor, que aunque no conozco su nombre, le saludo siempre que me cruzo con él. El responde amablemente. Pues bien, a pesar de ser temprano, el señor iba fumando. Al alejarse, dejó un fuerte y denso y desagradable olor a tabaco. Poco duró este olor. Mi atención se fue tras unos carteles que anunciaban la Cabalgata de Reyes.  En ellos, aparece el recorrido perfectamente detallo. Mientras leía despacio el itinerario, por dentro, pensaba en los niños que esta noche disfrutarán de los Reyes y recordaba, sobre todo, el precioso y encantador relato que hace San Mateo en su Evangelio: “Habiendo nacido Jesús en Belén en tiempos del rey Herodes, unos Magos de Oriente llegaron a Jerusalén preguntando ¿dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer, porque hemos visto su estrella en Oriente y venimos a adorarle. El rey Herodes al oír esto, se turba y con él toda Jerusalén. Reúne a todos los príncipes del sacerdocio y a los escribas del pueblo preguntándoles dónde podía nacer el Mesías. Ellos le contestan en Belén de Judá, pues así está escrito”. (…) “Los magos, guiados de nuevo por la estrella, caminan hasta pararse sobre el lugar donde estaba el niño. Entran en la casa, y ven al niño con María, su madre. De hinojos le adoran, y abriendo sus cofres le ofrecen regalos de oro, incienso y mira. Advertidos en sueños de no volver junto a Herodes, regresan a su tierra por otro camino” (Mt. 2, 7-12).

PARA ESCUCHAR