Boceto histórico de la Parroquia
de Santa
Teresa de Jesús
(Pamplona)
Antecedentes
Nací el 10 de mayo de 1938, en un pequeño
pueblo de Palencia, llamado Villasarracino. Villasarracino está situado en el
corazón de Tierra de Campos, “lejos de río caudaloso y de célebre monte”.
Mis padres, Pedro y Mercedes, eran labradores.
De los ocho hijos que tuvieron yo soy el segundo. Gracias a las oraciones de mi
madre y al trabajo de mi padre, llegué al sacerdocio. Me ordenó de sacerdote Mons.
José Souto Vizoso el 29 de junio del año 1963.
Mi primer nombramiento fue:
Capellán de Minas de Barruelo de Santullán, pueblo minero al norte de Palencia,
coadjutor de la Parroquia de Santo Tomás Apóstol y Capellán del Hospital de las
Hijas de la Caridad de la misma población.
Catorce meses después fui nombrado
Ecónomo de Cillamayor y Matabuena, dos parroquias muy cercanas a Barruelo. Zona montañosa y también minera.
En septiembre del año 1967, con el permiso
del Obispo de Palencia, salí de estos pueblos y me trasladé a Pamplona para
estudiar Teología, en el entonces recién creado Instituto Teológico, instalado
en los Claustros de la Catedral de Pamplona. Habían pasado cuatro años de mi
ordenación. Todavía era un joven sacerdote.
Para estudiar, escogí la Universidad de Navarra. Para
ejercer el ministerio sacerdotal, fui acogido en la Parroquia de San José por
D. Mariano Elarre, D. Manuel Elvira, D. Alfonso Acona (los tres fallecidos) y
D. Urbano Larrea. A todos estoy profundamente agradecido.
Y para poder vivir (el Obispo me había
enviado con las manos vacías), durante el primer curso de licenciatura, comencé
a trabajar, como profesor de Religión, en el Colegio El Redín. Allí conocí a
los primeros niños navarros, hoy ya profesores y algunos ilustres abuelos.
El segundo año, por suerte, fui nombrado
Capellán de Irabia, Colegio que entonces estrenaba edificios en la
antigua Morea, entre la Chantrea y Burlada. ¡Cuántos niños de aquellos son
ahora hombres maduros! Era el año 1968.
Y en Irabia estuve, mientras terminé la
Licenciatura y parte del Doctorado, hasta el año 1980, que pasé al Colegio
Miravalles (entonces en Huarte, hoy en Echavacoiz), donde estuve cinco años, también
como Capellán y Profesor de Religión. Ese año defendí la tesis sobre Episcopurm
stimulus…. Y comencé la Licenciatura en periodismo, hice un programa en Radio
Requeté: “En todo momento” y colaboré en el Diario Palentino y en el Diario
Navarra, con artículos breves que después fueron el material de dos de mis
libros: Villasarracino y Al Trasluz.
Durante todos estos años, los domingos
celebraba Misa y confesaba en la Parroquia de San José, donde fui siempre tan
bien acogido, atendí a sordomudos en Canosianas los jueves, y algunos fines de
semana di algunos cursos de retiro en Burgos, San Sebastián, Pamplona, etc.
86, terminada la carrera en la Facultad
de Ciencias de Información, comencé a trabajar en las Facultades Eclesiásticas
de la Universidad de Navarra, donde además de fundar y sacar el Boletín
Informativo de las Facultades, colaboré en distintos medios y atendí a diversas
revistas y televiones españolas. Publique dos libros más: Hojas sueltas y
Recuerdos del Campo.
El año 1973, después de cinco años en los que
había vivido en Travesía Espronceda, y Miravalles, me trasladé a la II
Agrupación Orvina, n. 2, 3º C, ahora C/ Villafranca, ubicada a dos pasos de la
Parroquia de Santa Teresa de Jesús. Y es entonces, cuando empecé a conocer a
esta Parroquia, a sus gentes y a sus párrocos.
Y también cuando comencé a trabajar en ella.
Al principio celebrando la Misa de la 7,30, de los días laborables, que se
añadió para mi, antes atendía confesiones; y la del las 10 de la mañana, los domingo,
también con confesiones antes. Más tarde pasé a formar parte del Consejo
Pastoral Parroquial, como miembro primero y después como secretario.
Y desde
hace seis años, al jubilarme en la Universdiad, soy Vicario Parroquial por
nombramiento de Don Fernando Sebastián Aguilar, a la sazón, entonces, Arzobispo
de Pamplona.
Párrocos de esta Parroquia han sido Don
Conrado Cruchaga, Don Javier Vesperinas, Don Angel Gogorza, y ahora Don Jesús
María Arbuniés.
Pues al hilo de conversaciones tenidas o
inventadas con estos párrocos iré construyendo un primer boceto de la Parroquia
de Santa Teresa. Digo inventadas porque la primera de ellas tiene
que ser con Don Conrado y don Conrado ya ha muerto. Pero hablaré con los datos
que él dejó, muy interesantes y que no son pocos.
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