viernes, 7 de febrero de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

¿ES LO MISMO OÍR QUE ESCUCHAR?


No es lo mismo oír que escuchar. Oír es percibir los sonidos por medio del oído, escuchar, es aplicar el oído para oír algo. Esta pequeña diferencia la he observado claramente esta mañana, cuando hacía mi paseo cotidiano.

Caminaba por un hermoso paseo, ubicado junto a la variante de los túneles de Ezcaba. Un campo de barbecho a mi izquierda. Junto al barbecho, un seco maizal, movido por el viento. Un poco más al fondo, naves industriales.

A mi derecha, la variante. Al fondo, los túneles de Ezcaba y un amplio aparcamiento de Autobuses Urbanos. Cerrándolo todo, el Monte Ezcaba, pardo  y verdoso y algunas verdes retamas.

Y por la variante, coches y más coches, que se dirigen a sus respectivas metas. Durante bastante tiempo, oí y oí el runrún de los motores y el frotamiento de las ruedas por el firme de la carretera.

Monotonía. Siempre igual. Ruido, más ruido, primero lejos, luego, cercano, al fin, lejos; y de nuevo, nuevos ruidos que llegan, que pasan y se pierden.

Pero llegó un momento, en el que no sólo oía, es decir percibía los sonidos y ruidos por medio del oído, sino que me puse a escuchar, es decir, apliqué el oído para oír aquella orquesta de automóviles y camiones.

Fue entonces, cuando me dí cuenta perfectamente que una cosa es oír un concierto y otra cosa es escuchar un concierto. Una cosa es oír pasar coches a tu lado y otra cosa es escuchar coches que pasan junto a ti. Una cosa es oír un consejo, y otra cosa, muy distinta, es escuchar un consejo.


PARA ESCUCHAR