PINTURA DE VERJA Y REJAS
Como venía diciendo, Oscar comenzó a pintar
las verjas de nuestra casa. Las verjas de la calle. Eligió un color distinto al
que tenía. El color antiguo era negro brillante, fuerte, llamativo. El color
elegido ahora, era más suave, un gris granulado.
Además de la verja de la calle, había que
pintar las rejas de las tres ventanas de abajo, más grandes y las tres ventanas
de arriba, más pequeñas. Había que pintarlas por fuera y por dentro. Y había
que dar, al menos, dos manos.
Pintar rejas y verjas es una labor delicada,
monótona y pesada. Hay que proceder con orden, tacto y sosiego. Pues bien, todo
esto lo hacía de maravilla Oscar, “el chiguito” como familiarmente le
llamábamos.
Por la mañana, a la sombra, se trabajaba
mejor. Por la tarde, en pleno agosto y con un sol de justicia, la labor era más
dura. Esta, además de otras razones que no es el momento de explicar, hizo que
la pintura de la verja y de las rejas de las ventanas llevara más tiempo.
Pintar la verja era, por otra parte más asequible,
que pintar las rejas. La verja se podía pintar desde el suelo, para pintar las
rejas había que utilizar escalera. Escalera plegable que Oscar trajo de su
casa.
Lo que no se acordó de traer fue visera para protegerse
del sol. Fue por eso, que Merche le regaló una visera que hacía algunos años
había traído de Pamplona.
(seguirá)
PARA ESCUCHAR