BODAS
DE ORO SACERDOTALES
(33)
Era una
hermosa tarde de verano. Habíamos salido a pasear. Esta vez, elegimos la
carretera que va desde Villasarracino a Villaherreros. Es una carretera
reciente, poco más de medio siglo desde que se realizó. Era yo un mozalbete y
me acuerdo bien. Antes estos dos pueblos se comunicaban sólo por un camino carretero, paralelo a la
carretera actual .
Pues
bien, íbamos caminando y charlando o si se prefiere al revés, charlando y
caminando, cuando llegamos a una finca sembrada de girasoles. Antes por estos
pagos de Castilla, no se sembraban girasoles en fincas tan grandes. Tan solo en
algunas huertas se sembraban girasoles (giganteas les llamábamos), comestibles
sus granos en su maduración.
Ahora
se siembran grandes cantidades de girasoles. Fincas y más fincas. Una muestra
es la extensión sembrada que se ve en la fotografía. Le da al verano castellano
un tinte de alegría.
Allí, en
esa finca de girasoles, con los brazos en cruz, abiertos al mundo y dirigidos al
cielo, eleve una sencilla acción de gracias y una plegaria confiada.
Los
ruidos de los coches y el cantar de los pájaros, no distrajeron a quien realizó
esta simpática fotografía, fotografía que fue recogida en el reportaje de mis
Bodas de Oro Sacerdotales.
¡Que Dios
sea bendito, por los siglos de los siglos. Amén.
PARA
ESCUHAR