“Felices los que saben reírse de sí mismos, porque nunca terminarán de
divertirse”. Y reírse de sí mismo supone, en primer lugar, reírse, además de un
mínimo de humildad y honestidad. La frase, escrita por santo y sabio pensador
inglés, Tomás Moro, es todo un elogio a la risa, una actitud de vida, que sir
Thomas mantuvo incluso en la cárcel, mientras esperaba el martirio, bajo el
poder dictatorial de Enrique VIII.