viernes, 26 de julio de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS

MI PRIMER SERMÓN DE “CAMPANILLAS”


Fueron pasando los meses. Y llegó la fiesta de Santo Tomás, Apóstol, Patrón de la Iglesia Parroquia de Barruelo, entonces se celebraba el 21 de diciembre.

 Don Manuel, un mes antes, me había indicado que el sermón de Santo Tomás, este año, me correspondí a mi. Acepté la propuesta y comencé a prepararme con tiempo.

Iba a ser aquel mi primer sermón de “campanillas”. Por lo que puse gran ilusión en prepararlo, le dediqué el tiempo necesario, y esperé con ilusión aquella fecha. Al fin, llegó.

En el Seminario nos habían enseñado que un buen sermón tenía que tener varias partes. Lo primero había que darle un título. Luego había que escoger un texto bíblico y comenzar con él. A continuación, había que desarrollar el tema. Para ello, había que elaborar una introducción, construir un cuerpo ordenado de mensaje, con divisiones y subdivisiones, para presentar al final una conclusión  sencilla y fácil de recordar por los oyentes.

Con esto ingredientes, comencé días antes a preparar el sermón del día del Patrono. Acudí a la protección divina, me informé, utilicé materiales, traté de inspirarme, me hice ciertas preguntas, escribí un bosquejo de sermón, lo memoricé lo mejor que pude y esperé el día. Y llegó el día.

Ofició la Misa Don Manuel ayudado de varios acólitos. Yo era el predicador. Subí al púlpito e hice lo que pude. Terminé sin que recibiera ninguna amonestación. Luego Don Manuel, ya a solas, me dijo: “Muy bien”. No recuerdo nada de lo que dije.