miércoles, 10 de julio de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS

MI PRIMERA PELÍCULA EN TELEVISIÓN


Mis padrinos residían en Burgos. Me habían prometido, como regalo, pasar con ellos unos días en su casa. El anuncio del nombramiento y la fecha en la que tenía que presentarme a Don Manuel Palacios, al que iba a ser mi párroco, hizo que tuviéramos que adelantar el viaje y acortar los días de permanencia en la ciudad burgalesa.

Esta fue la razón, pues, de adelantar la salida, con cierta pena de mis padres y hermanos. No lo recuerdo con detalle, pero quizás fue el día cinco por la tarde, el momento en que no desplazamos hasta Burgos. Lo hicimos en el coche de mis padrinos.

Llegamos a la ciudad al anochecer. Después de la cena y un agradable rato de tertulia, comentando cosas del “catemisa”, vimos una película en la televisión. No recuerdo ni el título ni el tema. Lo que sí recuerdo es que fue aquel día la primera vez que veía televisión en una casa particular. Recuerdo, además, que la televisión era en blanco y negro y que alguna vez se le iban las imágenes.

En los años del Seminario ya había visto televisión, cierto. Pero no en el propio Seminario, sino cuando salíamos de paseo y en algún escaparate tenían la televisión encendida. Fue por tanto, para mí en esta ocasión, una auténtica novedad.

Como novedad fue también, a la mañana siguiente, celebrar la Misa en la Catedral de Burgos. Me acompañaron mis padrinos. Celebré en un altar lateral de unas de las naves, no sabría decir cuál, ni donde. Sí que celebré con emoción, con piedad y gran silencio interior. Celebré en latín, como estaba indicado en aquel tiempo.

Después visitamos la Catedral y otras cosas de Burgos. En Burgos permanecí un par de días más. El nueve de julio, después de comer me trasladaba a la caa de mis padres. Antes del anochecer estaba de nuevo en Villasarracino. Al día siguiente tenía que estar en Barruelo de Santullán y había que empezar bien.