jueves, 2 de septiembre de 2010



A quien (ella o él) se dé por aludido, muchas felicidades. Que cumplas muchos años. Un fuerte abrazo.
JMC, TC, MC, EC, LC y más.


VIGÉSIMA SEGUNDA SEMANA DEL T. O.

VIERNES
SAN LUCAS 5, 33-39

CON UN SOLO GOLPE DE CLIK http://www.vatican.va/

Pero ellos le dijeron:
—¿Por qué los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen oraciones, y lo mismo los de los fariseos; y en cambio, “los tuyos” comen y beben?
Jesús les respondió:
—¿Acaso podéis hacer ayunar a los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Ya vendrán los días en que les será arrebatado el esposo; entonces, en aquellos días, ayunarán.
Y les decía también una parábola:
—Nadie pone a un vestido viejo un remiendo cortado de un vestido nuevo, porque entonces, además de romper el nuevo, la pieza del vestido nuevo no le iría bien al viejo. Tampoco echa nadie vino nuevo en odres viejos; porque entonces además de romper el nuevo, el remiendo del vestido nuevo no le iría bien al viejo. Tampoco echa nadie vino nuevo en odres viejos; porque entonces el vino nuevo reventará los odres, y se derramará, y los odres se perderán. El vino nuevo debe echarse en odres nuevos. Y ninguno acostumbrado a beber vino añejo quiere del nuevo, porque dice: “El añejo es mejor”.

Tu doctrina, Señor, no dejaba a nadie indiferente. Era aceptada por unos; por otros era criticada. Los que aceptaban tus palabras te seguían de cerca; los que te criticaban lo hacían de lejos, y alguna vez si se acercaban era para ponerte a prueba con preguntas concretas. Esta vez fue con el asunto del ayuno.

Vamos a ver —te dijeron— ¿por qué los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen oraciones y, en cambio, “los tuyos” comen y beben? ¿Puedes explicarnos esta diferencia? ¿Quieres hacerlo?

Y Tú, Señor, no tardaste en contestar. Y lo hiciste, como tantas veces, con otra pregunta. ¿Puede hacerse ayunar a los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Ya vendrán días de ayuno y, entonces, lo harán. ¡Claro que lo harán! ¡Y mejor que vosotros!

Y les dijiste también que pensaran en lo que sucede cuando se quiere echar un remiendo a una pieza de tela, no se corta del material nuevo; a la tela vieja el remiendo nuevo no le unía bien; por lo que había que ser más prácticos y que a cada cosa su remiendo y en cada tiempo su ayuno.

Y les dijiste además lo del vino nuevo y los odres viejos, el cuidado que había que tener a la hora de hacer esas faenas. De sobra sabe la gente que el vino añejo es mejor, que no cambia fácilmente.

En resumidas cuentas, Señor, viniste a decirles: Escuchad la palabra con serenidad, acogedla con piedad y luego sed honrados; y dejaos de comparar esto con aquello, de fijaros en tiquismiquis. Sed coherentes, nobles, hombres de una pieza.

Señor, quiero aprender tu lección. Quiero vivir sin dobleces.