EL BASTÓN
Había salido una mañana espléndida. Lucía el sol y apenas había nubes en el
cielo. Hasta los árboles mostraban un aspecto diferente. Parecía que se acercaba el primer atisbo de primavera. Aunque quizás no fuera más que un
inquieto deseo o un loco sueño.
Así las
cosas, me encontré con un señor que se dirigía a la Iglesia. Vestía de fiesta:
discreta chaqueta y pantalón limpio y bien planchado. Sobre la cabeza
una pequeña boina. No podía ocultar su origen: hombre de
pueblo.
Le saludé
como hago siempre. Y después, una pregunta: ¿Ha dejado usted el bastón en casa?. Me respondió que sí. Que le gustaba llevar bastón, pero que hoy, para ir a Misa, no le hacía falta. Además, cuando he acudido con bastón al templo, lo he olvidado.
A
continuación, el buen señor, comenzó a hacer las alabanzas del bastón. Me dijo
que le sirve de apoyo, que es una buena compañía , que es defensa y es ataque. Hace tiempo que le perdí el miedo.
Hablando,
hablando, llegamos al templo. Le vi subir dos escalones para llegar al pórtico.
Aunque los subió con cierta agilidad, me di cuenta que la ayuda del bastón le
hubiera vendido de perillas. Yo me fui por la puerta pequeña.
Nota: El bastón es una especie de vara hecha de madera (aunque también de otros
materiales) que se lleva en la mano para apoyarse en él y mantener el
equilibrio. También
puede utilizarse como simple adorno, insignia de mando o
signo de dignidad. En este caso, pueden fabricarse de marfil, plata, oro, etc. Así ocurre con los mandos, sobre
todo, en el ámbito militar. Los modelos más conocidos suelen tener el puño
curvo u horizontal y la pieza que apoya en el suelo, llamada contera,
de goma u otro material.
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