DÍA 22 DE ABRIL DE 2012
De San Mateo:
“Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha. (Mt. 6-2-3).
Os cuento un caso:
Hace dos días, me llamó un sacerdote por teléfono. Me contó lo siguiente: “Te llamo para decirte que un amigo mío –del sacerdote- se ha enterado que un señor a quien estima mucho, anda buscando alimentos por los basureros. Y le ha dado tanta lástima, que quiere ayudarle con algo de comida. Pero no quiere que se entere el necesitado de quien es el donante. Y como el necesitado es de tu parroquia, te pido se puedes hacer de intermediario.
Le dije que sí. Inmediatamente me envió un correo electrónico donde aparecían los nombres y los teléfonos móviles de ambos: del donante y del necesitado.
Mi labor era ponerme en contacto con los dos. No me costó mucho en localizar al donante. Horas después llegaba, acompañado de su esposa, hasta la sacristía de la parroquia. El hombre traía dos bolsas con alimentos. La mujer una niña en sus brazos. Me saludaron, me contaron un poco el caso y me entregaron los alimentos. “No queremos –me dijeron- que sepa el beneficiado quienes somos”. Prometí lo cumpliría. Nos despedimos.
Un poco más me costó localizar al beneficiado. Al fin lo logré. Y esta mañana, marido y mujer, se han presentado a recoger los alimentos. Hemos hablado de su situación. Les he contado el asunto y se han emocionado. Antes de marchar, la mujer ha entrado en el templo y ha agradecido a Dios este regalo.
Nos hemos despedido. Una vez más se ha cumplido: “Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha”.
Un bonito ejemplo.