EL COCHE Y LA PANERA DE LA ERA
En esta panera, meto yo el coche
cuando estoy de vacaciones. De esa forma, el coche está resguardado del frío y el calor y, además, libre de posibles desperfectos y de rayones que te pueden ocasionar gentes desaprensivas.
Estas son las maniobras que tengo que realizar cada
vez que necesito sacar el coche: salir de casa, atravesar la plaza, seguir por
la calle de la Barrida, enseguida subir un pequeño terraplén (montaña le
llamaba a esto una de mis hermanas, cuando era pequeña), avanzar por la era, hasta llegar a la panera. A la inversa, cuando tengo que meterlo, con una diferencia, entonces voy en coche.
Item más: voy con las llaves en la mano, llego, abro la puerta pequeña de la panera. Después viene la ceremonia: sacar el tranco de ambos lados
de la puerta, correr la mitad de la puerta hacia un lado, después
la otra mitad, al mismo lado. Con esta operación, queda una abertura
amplia para poder salir con el coche.
A continuación, abro el coche, arranco el motor, doy marcha
atrás y con cuidado saco el coche de la panera. Ya en la era, pongo punto muerto, echo el
freno de mano, salgo del coche y me dispongo a cerrar las puertas que antes abrí. Primero la primera
parte de la puerta, después la otra mitad, echo los
trancos, uno a cada lado, cierro la puerta pequeña con llave, subo al coche y me voy.
Así es la manera de proceder cada vez que saco o meto el coche. Es la “precio” que tengo que pagar por tener el coche resguardado del frío, del calor, de las fechorías de los posibles rateros.