domingo, 6 de octubre de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS

EL COCHE Y LA PANERA DE LA ERA


Muy cerca de mi casa, en lo que era “era” de mis padres, antes de mis abuelos, han construido una panera. Esta panera, sirve, además de para almacenar el grano de la cosecha, para guardar el tractor, el remolque y en ocasiones coches.

En esta panera, meto yo el coche cuando estoy de vacaciones. De esa forma, el coche está resguardado del frío y el calor y, además, libre de posibles desperfectos y de rayones que te pueden ocasionar gentes desaprensivas.

Estas son las maniobras que tengo que realizar cada vez que necesito sacar el coche: salir de casa, atravesar la plaza, seguir por la calle de la Barrida, enseguida subir un pequeño terraplén (montaña le llamaba a esto una de mis hermanas, cuando era pequeña), avanzar por la era, hasta llegar a la panera. A la inversa, cuando tengo que meterlo, con una diferencia, entonces voy en coche.

Item más: voy con las llaves en la mano, llego, abro la puerta pequeña de la panera. Después viene la ceremonia: sacar el tranco de ambos lados de la puerta, correr la mitad de la puerta hacia un lado, después la otra mitad, al mismo lado. Con esta operación, queda una abertura amplia para poder salir con el coche.  

A continuación, abro el coche, arranco el motor, doy marcha atrás y con cuidado saco el coche de la panera. Ya en la era, pongo punto muerto, echo el freno de mano, salgo del coche y me dispongo a cerrar las puertas que antes abrí. Primero la primera parte de la puerta, después la otra mitad, echo los trancos, uno a cada lado, cierro la puerta pequeña con llave, subo al coche y me voy.

Así es la manera de proceder cada vez que saco o meto el coche. Es la “precio” que tengo que pagar por tener el coche resguardado del frío, del calor, de las fechorías de los posibles rateros.