miércoles, 25 de febrero de 2015

VIEJOS ESCRITOS

Y ME HABLÓ LA MADERA
Hasta mi llegaron cuatro personas. Mi amo, feliz y sonriente; el hombre del calzón verde y blusa negra, que no dejaba de mover sus manos; y dos jóvenes que por su aspecto externo parecían alegres, contentos y llenos de fuerza. 
El hombre del calzón verde y blusa negra se dirigió a los dos jóvenes y les dijo: es éste. Y me señaló a mí. Y siguió: tratádmelo bien. No le hagáis daño. Procurad que no sufra. Sobre todo en el traslado, porque en su interior, estoy seguro, lleva una imagen fina y delicada.
Esta observación me llenó de alegría y me dio tranquilidad y ánimos. Sabía que iba a sufrir un nuevo traslado pero me consolaba que iba a ser realizado con delicadeza y esmero, lo que me llenaba de paz y de felicidad.

Y en esos momentos, comencé a sentir que algo hermoso iba a brotar de dentro de mí y me puse orgulloso. Cuando quise darme cuenta, los cuatro hombres habían desaparecido. 
Otra vez solo y a esperar...
PARA ESCUCHAR