martes, 2 de noviembre de 2010

TRIGÉSIMA PRIMERA
SEMANA DEL T. O.

MIÉRCOLES
SAN LUCAS14, 25-33

CON UN SOLO GOLPE DE CLIK
http://www.youtube.com/watch?v=bt21eEL9EyY

Iba con él mucha gente, y se volvió hacia ellos y les dijo:
—Si alguno viene a mí y no odia a su padre y a su madre y a la esposa y a los hijos y a los hermanos y a las hermanas, hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no carga con su cruz y viene detrás de mi, no puede ser mi discípulo.
»Porque, ¿quién de vosotros, al querer edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos a ver si tiene para acabarla?. No sea que, después de poner los cimientos y no poder acabar, todos los que lo vean empiecen a burlarse de él, y digan: Este hombre comenzó a edificar y no pudo terminar”. O ¿qué rey, que sale a luchar contra otro rey, no se sienta antes a deliberar si puede enfrentarse con diez mil hombres al que viene contra él con veinte mil? Y si no, cuando todavía está lejos, envía una embajada para pedir condiciones de paz. Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo.

Habías, Señor, terminado el descanso del trajín de la jornada, saliste de nuevo a calle, a los caminos. Volviste a recorrer los campos de Palestina. Te seguía mucha gente. Unos hablaban a voces, otros susurraban bajito, los niños chillaban, corrían; las mujeres llevaban a sus hijos de la mano o en brazos. Y, a la vez, caminabais.

En esto, diste la vuelta, Señor, y comenzaste a hablar. Los que te seguían comenzaron a tomar asiento. Hubo silencio. Entonces Tú dijiste: os voy a hablar de cosas importantes. Todos abrieron bien sus oídos para oír mejor y sus ojos para seguir mejor los gestos de tus manos.

Mirad, dijiste: si queréis ser discípulos míos, nada de estar atados a padres, a hermanos, a mujer o a hijos, ni a la vida; tenéis que seguirme a Mí. Esto puede parecer una cruz y lo es de verdad, pero el que no carga con su cruz y viene detrás de mí, no puede ser mí discípulo. ¡La cosa iba en serio!

Conviene, pues, pensar. Pensar y calcular, igual que el que construye una torre: que si los cimientos, que si los gastos, que si puedo, que si no puedo seguir. Y luego decidir. O como el que se decide a presentar batalla, primero calcula a ver si tiene armamento, si tiene soldados, etc., de lo contrario pedirá condiciones de paz.

Para ser tu discípulo hay que renunciar a todos los bienes. Y después, seguirte. Muchos de los presentes te siguieron; otros te siguieron más tarde, hasta el fin, como Tú querías.