BODAS DE ORO SACERDOTALES
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Mi padre, fue labrador de origen, más tarde vendedor de frutas y otros productos, al final, otra vez, trabajador del campo. Siempre contento y feliz con su trabajo.
A lo sesenta años se jubiló y disfrutó con los suyos de un periodo largo de descanso, bien merecido y bien ganado. Leyó libros y leyó prensa. También rezó con piedad.
Hombre serio, noble, responsable, trabajador, discreto. Entregado a su esposa e hijos siempre. Terminó su peregrinación por esta vida, a los noventa años, en Pamplona, lleno de paz y consuelo.
Mi madre, hija de panaderos y también labradores. Fue siempre, esposa fiel, entregada a su esposo e hijos en cuerpo y alma. El cuidado del hogar fue su pasión.
Pasó siempre, en segundo plano, oculta, discreta y humilde. Preocupada por su esposo y sus hijos hasta el final. Piadosa y rezadora. Buena madre. Gozó con su esposo de una larga ancianidad. Ocupada en cosas del hogar y con el pensamiento en el cielo.
Terminó sus días en los brazos de Dios, Nuestro Padre, recién cumplidos los ochenta y ocho años, en Pamplona.
¡Que en paz descansen!
PARA ESCUCHAR
http://www.youtube.com/watch?v=6ZRFpOUdbgE