lunes, 16 de diciembre de 2013

SENCILLAS VIVENCIAS

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La Consagración del Pan y el Vino es la parte principal y más esencial de la santa Misa.Nos lo recuerda la fotografía de hoy.

En este momento el sacerdote celebrante identificado con Cristo, hace lo que El hizo: toma el pan como Él en sus manos... y dice su fórmula consecratoria, o sea, sus mismas palabras omnipotentes y creadoras que realizan lo que significan, esto es, la misma maravillosa con versión total o transubstanciación, que obraron en la última Cena, al decir: " Tomad y comed: ESTO ES MI CUERPO que será entregado por vosotros".

Terminada la consagración del pan, el sacerdote levanta la sagrada Hostia consagrada, es decir, muestra al pueblo el Santísimo Sacramento para que le adore, humildemente oculto bajo los accidentes del pan. Después lo coloca sobre la patena, puesta sobre los corporales, y se arrodilla él también para adorarle...

- Consagración del vino. Prosigue el relato de la Consagración del vino, en la que el sacerdote celebrante pronuncia las mismas palabras que Cristo pronunció sobre el cáliz: "Tomad y bebed todos de él porque ESTE ES EL CALIZ DE MI SANGRE, sangre de la alianza nueva y eterna que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA".

El sacerdote celebrante levanta a continuación el cáliz para que el pueblo lo vea y pueda adorar la sangre de Jesucristo, la Víctima divina, y luego lo pone sobre los corporales, y se arrodilla él también para adorarla.

Todos debemos mirar con gran veneración y fe la Hostia Santa, al igual que en otro tiempo los judíos miraban en el desierto aquella misteriosa serpiente, figura de Cristo en la cruz y que Dios mandó hacer a Moisés, para que cuantos la mirasen, arrepentidos de sus pecados, quedaran sanos.