miércoles, 29 de enero de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

MAÑANAS DE INVIERNO


Hoy día 29 de enero, me gustaría escribir de luz y de sol, de alegría y de gozo, de sucesos bonitos y de historias hermosas. Pero no puedo. Salgo a la calle, intento buscar alguna sencilla vivencia, bonita, alegre, que me hable de estas cosas, pero no la encuentro.

Apenas me asomo a la puerta, tengo que embozarme, porque un frío cortante siega mis carnes. Doy dos pasos más, y me encuentro con un amigo aterido de frío y protegiéndose con su poca ropa.

Entro en los locales de Caritas y las buenas mujeres, voluntarias de la caridad, están ateridas de frío, mientras se mueven de un lugar para otro para espantar el frío que reina en los locales. Trato de encender la calefacción, pero aún tardará unas horas en subir la temperatura.

Ya en el coche, siento la frescura del volante, el remusgo que se cuela por las ventanas. Y para remate de esta situación, allí en la esquina de la Iglesia del Huerto, una joven gitanilla, acurrucada, aterida de frío, envuelta en una vieja manta, pide limosna a los transeúntes  que pasan indiferentes a su lado.

Un corto paseo y llego a la Clínica. Mucha gente. Personas escondidas en mismas, dialogando a través del móvil o la tablet con no sé qué seres fríos, invisibles.

Y a esperar, a esperar. Mañanas de invierno.


PARA ESCUCHAR.