HERMOSA SINFONÍA
El paraguas tiene, lo estoy comprobando, más
recorrido vivencial del que a primera vista pudiera parecer. Hoy he vivido,
bajo mi paraguas, una sencilla
experiencia.
Salí de casa camino del trabajo. Apenas caían
unas gotas de agua, casi insignificantes, pero como siempre he oído que no es
bueno mojarse la cabeza, abrí de inmediato mi viejo paraguas. Por cierto, mi viejo
paraguas, aquí se lo agradezco, está lleno de años y también de servicios.
Como iba diciendo, abrí mi paraguas y comenzaron
a caer sobre él finas gotas de agua, gotas que producían un ruido suave,
agradable, encantador.
Desde el primer momento, aquel repiqueteo de
gotas sobre mi paraguas, me pareció una hermosa sinfonía. Y aunque al parecer
todas las gotas parecen iguales y caen igual sobre el mismo objeto, sin embargo
producen o a mi me lo parece, distintos sonidos.
Seguí caminando, y he de decir que disfrutando
enormemente. Es verdad que no duró mucho tiempo “el concierto”, no porque
dejara de llover sino porque llegué al lugar al que me dirigía.
Vaya mi agradecimiento para el paraguas.
Aunque a decir verdad, el ruido del agua y del viento me gustan mucho.
PARA ESCUCHAR